Solemnidad de Santa María Madre de Dios
1 de enero
La Virgen María está a la cabeza de todos los santos, es la mayor, la llena de Gracia por la bondad, sabiduría, amor y poder de Dios; ella es el culmen de toda posible fidelidad a Dios, amor humano en plenitud.
Su vida entre nosotros es breve y humilde: vive en Nazaret, en Galilea, donde concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús y se desposó con José.
Por el edicto del César, se traslada a Belén para empadronarse y estar incluida en el censo junto con su esposo. La Providencia hizo que en ese entonces naciera el Salvador, dándolo a luz a las afueras del pueblo en la soledad, pobreza, y desconocimiento de los hombres. Su hijo es el Verbo encarnado, la Segunda Persona de Dios, que ha tomado carne y alma humana.
Después vino la Presentación y la Purificación en el Templo. También la huída a Egipto para buscar refugio, porque Herodes pretendía matar al Niño después de la visita de los magos.
En la etapa de la "vida pública" de Jesús, María está presente con su hijo, por ejemplo, en Caná, cuando Jesús realiza el primer milagro. En el Calvario, al llegar la hora de la redención, está presente junto a la cruz. Finalmente, está con sus nuevos hijos, los apóstoles, que estuvieron presentes en la Ascensión.
Con la lógica desprendida del evangelio y avalada por la tradición, vivió luego con Juan, el discípulo más joven, hasta que pasó al Cielo de modo perfecto, definitivo y cabal por el querer justo de Dios que quiso glorificarla.
Es por ello, que María es modelo para todo cristiano que busca día a día alcanzar su santificación. En nuestra Madre Santa María encontramos la guía segura que nos introduce en la vida del Señor Jesús, ayudándonos a conformarnos con Él.
1 de enero
La Virgen María está a la cabeza de todos los santos, es la mayor, la llena de Gracia por la bondad, sabiduría, amor y poder de Dios; ella es el culmen de toda posible fidelidad a Dios, amor humano en plenitud.
Su vida entre nosotros es breve y humilde: vive en Nazaret, en Galilea, donde concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús y se desposó con José.
Por el edicto del César, se traslada a Belén para empadronarse y estar incluida en el censo junto con su esposo. La Providencia hizo que en ese entonces naciera el Salvador, dándolo a luz a las afueras del pueblo en la soledad, pobreza, y desconocimiento de los hombres. Su hijo es el Verbo encarnado, la Segunda Persona de Dios, que ha tomado carne y alma humana.
Después vino la Presentación y la Purificación en el Templo. También la huída a Egipto para buscar refugio, porque Herodes pretendía matar al Niño después de la visita de los magos.
En la etapa de la "vida pública" de Jesús, María está presente con su hijo, por ejemplo, en Caná, cuando Jesús realiza el primer milagro. En el Calvario, al llegar la hora de la redención, está presente junto a la cruz. Finalmente, está con sus nuevos hijos, los apóstoles, que estuvieron presentes en la Ascensión.
Con la lógica desprendida del evangelio y avalada por la tradición, vivió luego con Juan, el discípulo más joven, hasta que pasó al Cielo de modo perfecto, definitivo y cabal por el querer justo de Dios que quiso glorificarla.
Es por ello, que María es modelo para todo cristiano que busca día a día alcanzar su santificación. En nuestra Madre Santa María encontramos la guía segura que nos introduce en la vida del Señor Jesús, ayudándonos a conformarnos con Él.
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