martes, 24 de septiembre de 2013

Ayuda a quién lo necesita


El Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe, CENTRO DE ACOPIO de la Arquidiócesis México.

Un llamado urgente a la solidaridad: “Huracán Ingrid y Tormenta Tropical Manuel”

Hacemos un llamado a las personas de buena voluntad a unirse a la Campaña de Solidaridad a favor de nuestros hermanos afectados por las intensas lluvias
Lista de donativos en especia solicitados:

Alimentos: Aceite, Frijol, Arroz, Lentejas, Sopa en pasta, Atún, Sardina (en lata abre fácil), Sal, Azúcar, Harina de Maíz, Café soluble, Chocolate en polvo, Leche en polvo (en bolsa), galletas tipo María, Gerber (1ra., 2da. y 3ra. etapa).

Agua: En paquetes de 6-12 botellas de 1 lt. o 1.5 lts.

Kit General de Limpieza: Toallas femeninas, Pañales, Papel Higiénico (Paq. de 4), Jabón de baño, Jabón para lavar, Pasta dental, Cepillo dental, Desodorante, Servilletas, Rastrillos, Peine o cepillo, Cloro, Jerga.

Utensilios de Cocina: Cucharas y tenedores (acero inoxidable), Vasos, platos hondos y planos (de plástico uso rudo, Cuchillo de cocina, sartén, olla, cacerola, cuchara para guisar, jarra de plástico con tapa, abrelatas. Colchonetas y Sandalias (únicamente nuevas).

También puedes hacer tu donativo en:

Cáritas Emergencias, A.C.
Banamex: Suc. 227 Cta. 4299536. Clavé: 002180022742995366 Donativos por tarjeta de crédito o débito: Tel. 5660-2001, 5660-7288 y 5598-9650 Su donativo es deducible de impuestos.
Pbro. Lic. Enrique Augusto Maldonado García.
Presidente de Cáritas Ciudad de México

Misa, Kermes y Charreada

































REFLEJAR SU PRESENCIA DIVINA


REFLEJAR SU PRESENCIA DIVINA

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio del domingo 29 de septiembre del 2013. XXVI Domingo Ordinario 

Evangelio: Lucas 16, 19-31: En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de purpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. "Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros."El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento."Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen."El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán. Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.""
LECTURA: Lee, pausadamente, una o dos veces el texto del Evangelio, has un poco de silencio interior, cierra los ojos y visualiza a los personajes y piensa que te dice a ti, personalmente, la Palabra de Dios.
MEDITACIÓN. En la parábola se habla del más allá y los personajes son Abrahán, el hombre rico (Epulón) y Lázaro. En esta parábola se ve la correspondencia que existe entre la vida diaria y la vida después de la muerte. Se muestra la fe en la resurrección en cuanto que cada personaje muerto tiene un pasado en su vida biológica. No se habla de “reencarnación”, ni de “energías”, ni de perderse en “el todo” o en “la nada”, sino que cada quien conserva la conciencia de su existir y de su proceder. La resurrección de Jesucristo, hace que está parábola, se comprenda, no como una alegoría, sino como un anuncio de la Vida Eterna.
ORACIÓN: Guardo silencio, reflexiono sobre lo que medité y hago mi oración propia, lo que sigue sólo es una guía: Señor, gracias por la vida que me has dado. A diferencia a la de seres microscópicos como los virus y las bacterias o los macroscópicos, como las plantas, los peces, los insectos, los réptiles, los mamíferos, etc., no sólo tengo conciencia de mi existir sino que me descubro en relación con otros seres humanos y con la creación; con un pasado, un presente y un futuro y llamado a la eternidad de tu amor.
Señor, concédeme estar siempre consciente de las realidad de mi temporalidad, -sólo voy de paso a este mundo-, y de la eternidad para la que me has creado. Concédeme tener experimentar constantemente tu presencia, reconocerte en quien está a mi lado y en toda la creación.
CONTEMPLACIÓN: El don de la vida es una gracia y una bella responsabilidad, para con Dios, con mis hermanos y la creación. Responsabilidad que en el amor nunca es una carga, sino una constante bendición. Realizarla con la conciencia de que mi vida no se acaba con mi muerte sino que se prolonga hasta la eternidad, hace que mi hoy, tenga siempre el reto de descubrir a Dios presente, a Quien podré contemplar cara a cara, hasta la eternidad. Motivado con esta idea, no sólo podré reconocer más fácilmente los reflejos del amor divino en todo lo que rodea y ocurre, sino que también con mayor empeño, puedo ocuparme en reflejar su presencia divina en mi pensar, hablar y actuar, como un reto continuo de esforzarme en ser un reflejo de su amor.
Pensar en el Cielo, sabiendo que lo tengo que anticipar aquí en la tierra, es vivir impregnado de la presencia de Cristo, Quien “me amó y se entregó por mí” (cf. Gal 2,20). Es actuar con libertad, llevando la paz de jesucristo a todos lados, en el esfuerzo diario de ser mejor con mi familia, mis amigos y las personas con las que interactúo. Es comprender y vivir la dimensión solidaria hacia el pobre y necesitado como el Lázaro del relato evangélico y compartir la fiesta de la vida con todos mis hermanos; valorando los acontecimientos en su justa dimensión, administrando los recursos materiales sin nunca apegarme a ellos y es cuidar la ecología de todo ser vivo y la naturaleza misma, que me hablan de Dios.
Anticipar el Cielo en la tierra, también es hacer vida lo que san Pablo nos pide en la segunda lectura de este domingo: “Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos” (1 Tm 6, 11-12).
ACCIÓN: Para logra mi objetivo de ser feliz, ser santo y llegar al Cielo, debo mantenerme en continua relación con Dios y para ello es importante, todos los días, dialogar con Él meditando la Sagrada Escritura y conociendo el magisterio pontificio, participar de la Eucaristía y del sacramento de la reconciliación, orar en diálogo amoroso con Jesús, y compartir la fe en la misión continua con mis hermanos y en la ayuda solidaria con los más necesitados.
Estos cuatro pilares: Sagrada Escritura, Eucaristía, Oración y Misión, siempre los encuentro en la Misa, de ahí que mi participación en la Misa dominical es fundamental, para vivir solidariamente la fe, con mis hermanos en la iglesia.
Si deseas hacer algún comentario puedes escribirme a evangelizarorando@yahoo.com.mx

martes, 17 de septiembre de 2013

Misa, Kermes y Charreada


Te invitamos a la Charreada, el próximo 22 de Septiembre a partir de las 9:00 am. ven con toda tu familia y ayuda a más de 450 mujeres en situación de calle. Mayores informes al 5511-3922



La Fe y el Perdón


Procuremos todos los días perdonar a los demás y no guardar rencores, como signo de que estamos creciendo en la fe.

http://www.youtube.com/watch?v=i2wNxko-fp0&feature=youtu.be

SEÑOR, SIEMPRE ESPERAS LO MEJOR DE MÍ

SEÑOR, SIEMPRE ESPERAS LO MEJOR DE MÍ
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Evangelio del domingo22de septiembre del 2013. XXV Domingo Ordinario
Evangelio: Lucas 16, 1-13. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido."El administrador se puso a echar sus cálculos:"¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. "Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?"Éste respondió: "Cien barriles de aceite."Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta."Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?"Él contestó: "Cien fanegas de trigo."Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta."Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero."
LECTURA:            Lee, pausadamente, una o dos veces el texto del Evangelio, has un poco de silencio interior, cierra los ojos y visualiza a los personajes y piensa que te dice a ti, personalmente, la Palabra de Dios.
MEDITACIÓN.   Los personajes de la parábola son el hombre rico, el administrador y los beneficiados. El hombre rico está enterado del mal proceder de su empleado, él no lo juzga, lo llama a cuentas y le está dando una oportunidad de rectificar. Seguramente al empleado se le olvido que él solo administraba, que nada era suyo y que a manera de una auditoria, antes de la entrega total de los bienes, algún día y en muchas otras ocasiones sería llamado a cuentas.
Así es nuestra vida y los dones que se nos dan, nada es nuestro y un día tendremos que entregar cuentas de lo que nos dio y de lo que hicimos con ello. Ese será el día de nuestra muerte terrena, pero no tenemos que esperar a morir ni esperar una “auditoria” para hacer nuestro balance, el cual, lo mejor es que sea diario.
Cuando hablamos de los bienes recibidos, en primer lugar es la vida, tenemos que asumir la responsabilidad de lo que hacemos con ella y asumir las consecuencias de nuestros actos, así maduraremos humana y cristianamente. Otro bien que recibimos es la fe, la cual siempre tendríamos que procurar que se mantuviera en constante crecimiento. Otro bien son las personas que están a nuestro lado y que se nos dan para aprender de ellas, para ayudarles a ser felices y para que juntos hagamos este mundo mejor. (Los demás no están para que yo sea feliz, están para que yo les sirva –“hay mayor alegría en dar que en recibir”-, ojalá entendiéramos esto). Otro bien son las cosas materiales que nos rodean, la naturaleza y las cosas que transformamos para el bien común y que dan origen al bienestar material, a la tecnología y al desarrollo. Ciertamente otros bienes, inherentes al ser humano son la libertad, la inteligencia, la voluntad y aunados a ellos el amor, la Verdad, la justicia y la paz. Pero dado que todo esto se me da, lo recibo, tengo que ser consciente que el mayor bien es el dador de todos los bienes: Dios, quien se manifiesta en la unidad amorosa de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Comunidad de amor.
Muchas veces buscamos las añadiduras y no el Reino de Dios, cuando lo más importante es que busquemos el Reino de Dios, puesto que lo demás se nos dará por añadidura
El hombre rico de la parábola, no necesita de los bienes encomendados al mal administrador, es éste quien necesita de la benevolencia del dueño de todo. Con él, el administrador lo tiene todo, sin él, todo y hasta la vida, lo puede perder.
Una vez que el dueño se ha expresado bien del empleado, el administrador se ha dado cuenta que puede ser bueno, y que puede hacer el bien y no tiene necesidad de robar, sino de hacer bien lo que le corresponde. Yo como “buen administrador de las cosas de Dios, haré el bien a los demás, dejaré que sean los demás los que aboguen por mí y si no lo hicieran e incluso, si por el contrario me descalificaran, nunca dejaré de hacer el bien, pues sé en Quien he confiado y que mi juez y amparo es el mismo Jesús, Señor de señores y redentor de toda la creación. Él es, el Señor, que siempre espera lo mejor de mí.
ORACIÓN:          Guardo silencio, reflexiono sobre lo que medité y hago mi oración propia, lo que sigue sólo es una guía: Señor, gracias por la confianza que depositas en mí al darme la vida y ponerme al frente de tantos bienes tuyos. Ayúdame a ubicar que en el centro de mi vida estás Tú y que en relación de Ti, bajo tu mirada amorosa debo de vivir revisando lo que pienso, digo y hago, para mayor gloria tuya y bien de los demás. De esa manera, en lugar de apegarme a las personas o a la cosas, en lugar de aprisionarlas o dejar que me aprisionen, me esforzaré en ser libre para amar y para servir, para ser testigo de tu amor y pasar haciendo el bien. No es el juicio del mundo el que importa, ni siquiera la forma en la que yo me pudiera juzgar, es tu amor misericordioso, el que importa porque siempre esperas lo mejor de mí.
CONTEMPLACIÓN: Guardo silencio y con los ojos cerrados, me hago sensible a la grandeza del amor de Dios, por mi y por la humanidad. Experimento que me llama a cuentas, no para juzgarme y castigarme, sino para que, en mi vida, todo lo ponga en orden y fortalezca la felicidad para la que Él me creo. Reviso y el hago el balance de mis sentimientos y emociones, de mis pensamientos y acciones, de mis tentaciones y pecados; de las personas a quienes amo y sirvo y de las rechazo o abuso; de quienes me quieren y de las que me hacen daño. Ante Dios, ante su mirada amorosa pongo todo y dejo que sea Él, el que ilumine, limpie y purifique mi corazón. Es su amor quien me libera, es su amor quien cambia mi vida. No son ya los “criterios del mundo”, con los que enjuicio mi vida, sino en el amor misericordioso de Dios, que me renueva.
De igual manera, pongo ante lo Dios lo que hago y los bienes materiales que tengo o que me motivan: el dinero, el placer, el poder, el parecer, el poseer y nuevamente, todo lo pongo ante Dios. Me doy cuenta que, aunque pudiera tener todo o carecer de todo, nada necesito, pues solo Dios basta, pues, por Dios, con Él y en Él,  como san Pablo todo lo puedo llegar a considerar como desperdicio, con tal de “ganar a Cristo” (Fil 3,8).
ACCIÓN: Como el administrador del fragmento evangélico, me pondré en paz con los que me rodean, con las cosas y los acontecimiento de la vida y gozoso y aprovechando la nueva oportunidad que cada día me da, me pondré ante Dios que ama y que me da su paz, para servirlo cada día más y mejor en cada uno de mis hermanos, de tal manera que sean ellos los que aboguen por mí.
Si deseas hacer algún comentario puedes escribirme a evangelizarorando@yahoo.com.mx

miércoles, 11 de septiembre de 2013

La Virgen María nos espera para llevarnos a Jesús



Rosario Viviente 2013, Estadio Azul

Prepárate y asiste con tu familia, grupo o comunidad. El Rosario viviente de la Arquidiócesis será el 5 de octubre en el Estadio Azul. para informes escríbe al evangelizarorando@yahoo.com.mx DTB.


SEÑOR, DÉJAME REPOSAR MI CABEZA EN TU PECHO



SEÑOR, DÉJAME REPOSAR MI CABEZA EN TU PECHO


Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio del domingo 15 de septiembre del 2013. XXIV Domingo Ordinario

Evangelio: Lucas 15, 1-32. En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: "Ése acoge a los pecadores y come con ellos. "Jesús les dijo esta parábola: "Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido. "Os digo que así también habrá más alegría en el Cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: ¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido. "Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta. "También les dijo: "Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna. "El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. "Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. "Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado. "Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud. "Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado."El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.""
LECTURA:            Lee, pausadamente, una o dos veces el texto del Evangelio, has un poco de silencio interior, cierra los ojos y visualiza a los personajes y piensa que te dice a ti, personalmente, la Palabra de Dios.
MEDITACIÓN.   En la escena está Jesús, hay quienes le escuchan y quieren entender sus palabras (publicanos y pecadores) y hay quienes le oyen para criticar lo que Él dice (fariseos y escribas), los primeros van con un corazón abierto, quieren aprender, quieren mejorar su vida, quieren conocer a Jesús a partir de lo que Él dice y por eso reflexionan sus palabras y tratan de comprenderlas mejor. Los fariseos están predispuestos, consideran que ellos “saben”, no les interesa aprender algo más, no les interesa cambiar su vida, ellos ya están “posicionados”, “asentados” en sus ideas, criterios y formas de pensar, ellos son “sabios”, “cultos”, “racionales”. Van a oír a Jesús, para encontrar cosas que criticarle.
Jesús no juzga a nadie, ama a todos y a todos con el mismo amor les habla, tampoco les impone nada, “el que quiera oír, que oiga; el que quiera ver, que vea”. Sin embargo, con sus parábolas, toca la sensibilidad de su auditorio, para que abran las puertas de su corazón al amor y al perdón de Dios.
En este capítulo san Lucas presenta tres parábolas que hablan del perdón, del reencuentro, de la alegría; por eso también, en su conjunto, podemos denominarlas como las parábolas de la Misericordia Divina.
La oveja, la moneda, el hijo pródigo representas tres modos de ser o de actuar de la persona que se aleja de Dios. En las parábolas hay quien busca y se alegra cuando encuentra lo que se perdió y en estos personajes se representa a Dios misericordioso que busca pacientemente hasta encontrar lo que se extravió. Es Dios quien me busca y sale a mi encuentro.
¿Mi actitud ante Dios, en particular al escuchar su Palabra  o al ir a Misa: es abierta y humilde para dejarlo entrar en mi corazón, o es cerrada y soberbia (farisaica) y por eso ni siquiera me interesa leer la Biblia o acudir a Misa? ¿A través de estas parábolas, reconozco que Dios me está buscando para manifestarme su amor y hacer una fiesta conmigo, donde yo recupere la paz, la salud, mi bienestar, mi dignidad, su amor? Ante estas enseñanzas de Jesús, ¿me puedo quedar indiferente?
¿Soy como la oveja que tontamente se perdió y me encuentro lastimado(a) y necesitado(a) de ayuda?
¿Soy como la moneda que simplemente rueda por la vida y necesito que el amor de Dios le dé sentido a miexistir?
¿Soy como el hijo pródigo, que me he encargado de hacer de mi vida un desastre?
¿Qué sucederá en mi vida, si aprendo a ser humilde ante Dios y escucho su Palabra, me acerco a confesar y comulgo de su Cuerpo y su Sangre, no sólo cuando “tengo ganas”, sino de manera frecuente, especialmente no faltando a la Misa dominical?
ORACIÓN:          Guardo silencio, reflexiono sobre lo que medité y hago mi oración propia, lo que sigue sólo es una guía: Señor, pienso en las veces en que soberbiamente me he acercado a Ti y lo mucho que estoy lejos de Ti, percibo cuánto me amas y cómo de diversas maneras me buscas, haciéndote presente en mi vida de muchos modos, incluida esta Lectio Divina y sinceramente me doy cuenta que al alejarme de Ti, lo pierdo todo, incluida mi felicidad, mi capacidad de amar y de perdonar. Señor, hoy quiero dejarme encontrar por Ti, te necesito, necesito que me tengas en tus manos, me sostengas en tus brazos, me abraces y me permitas experimentar la ternura y la grandeza de tu amor. Señor contigo lo tengo todo, aunque no tenga a nadie ni nada; sin Ti, no tengo nada, aunque estuviera mucha gente a mi lado o tuviera muchas cosas. Señor sólo Tú bastas,déjame reposar mi cabeza en tu pecho y quedarme quieto ahí, sentirme protegido y amado por Ti. Señor, solo Tú bastas.
CONTEMPLACIÓN: Guardo silencio y con los ojos cerrados, me hago consciente de la paz de Dios en mi corazón, interiorizo lo que sucede en mi alma y en mi cuerpo, dejo que la gracia de Dios actúe en mí. Si hay lágrimas dejo que broten, disfruto este momento le doy gracias a Dios. Si por alguna circunstancia debo detener este momento de contemplación, lo puedo retomar más tarde o en otro(s) día(s). Ciertamente y como parte de esta contemplación, experimento la necesidad de actuar como el “hijo pródigo” para dejarme abrazar por mi Padre Dios. Como este joven, acudiré a mi Padre misericordioso y le diré: Padre he pecado, me he alejado de Ti. Me dejaré abrazar por Dios y disfrutaré de todo el amor que Él sabe dar a los que hemos aceptado ser sus hijos, redimidos por Jesucristo nuestro Señor.
ACCIÓN: Me acercaré al sacramento de la confesión, iré a Misa y comulgaré, procuraré leer más la Biblia; a lo menos las lecturas diarias de la Misa o las del domingo, me apartaré de lo que me aleja de Dios, amaré a Jesús y lo serviré en mis hermanos y dejaré que la alegría que hay en mi corazón se manifieste con actitudes de gozo y una sonrisa en mis labios. Creo que esto me será fácil, pues proviene de la Gracia del Espíritu Santo que he dejado entrar en mi corazón. María santísima, guíame por la senda de la alegría hasta tu Hijo Jesús.
Si deseas hacer algún comentario puedes escribirme a evangelizarorando@yahoo.com.mx