
En su homilía, Mons. Pedro Agustín Rivera destacó que “cuando nosotros decimos, quiero ser voz de los que no tienen voz, definitivamente estamos siendo voceros, por lo menos en nuestra ciudad, de más de cuarenta mil niños abortados”, quienes no fueron escuchados. Tras esto, exhortó a los colaboradores de Derechos del Concebido A.C. a no cansarse de “anunciar la verdad de la dignidad del ser humano, la verdad de que el ser humano es amado por Dios”, además les recordó que con la labor de que realizan, son “voceros de Dios”.

“Aquellos que tenemos la experiencia de Jesucristo, aquellos que valoramos este don de la vida nueva que en Jesucristo Dios nos da, tenemos que proclamarla una y otra vez”, añadió, y aludiendo a San Pablo comentó que tiene que ser “a tiempo y a destiempo”, y “con nuevos métodos, con nuevo ardor, con nuevas expresiones”, como lo manifestara el Papa Juan Pablo II.
“El mismo Señor Jesús fue un embrión humano y se desarrolló en el vientre de una mujer, dignificando así la vida, la existencia de todo hombre y mujer”, expresó el sacerdote, para concluir solicitando la intercesión de la Virgen María, para que “nos haga portadores de la palabra que da vida y que esa vida abundante y nueva que nos da Jesús esté en nuestros corazones y nos haga incansables en ser voz de los que no tienen voz”.
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