El pasado 28 de noviembre, día en que celebramos el primer domingo de Adviento, el Cardenal Norberto Rivera Carrera destacó que esta es una época que nos invita no solamente a prepararnos para el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, sino que es también una “invitación para caminar hacia la plenitud que se ha iniciado con el nacimiento de Cristo y se concluirá con la venida final del Señor”.
Seguidamente, recordó que no es fácil llevar a cabo lo que se nos invita con el Adviento, puesto que los ojos de los hombres suelen estar cegados por la superficialidad y la vanalidad y sus corazones entregados a los placeres. Así, el Prelado nos exhortó a estar atentos, porque desconocemos el día y la hora en que el Señor vendrá nuevamente, y debemos estar preparados para ese momento.
“No podemos hacernos sordos a esta recomendación de Jesús en su discurso sobre el retorno del Hijo del Hombre. Es una llamada a vivir atentos a los “signos de los tiempos”; a no dejarnos atrofiar por el activismo, la ligereza, la superficialidad y la incoherencia; a despertarnos a la fe con responsabilidad personal y social. Y es que el momento, por una parte, es incierto”, manifestó el Cardenal Rivera Carrera.
Más adelante comentó que frecuentemente nos dejamos invadir por el trabajo y los compromisos, sin darnos cuenta de que poco a poco nos vamos haciendo ajenos a las cosas de Dios y a su proyecto. Y además, aseguró que en Navidad, priorizamos el decorar la casa con el árbol y el nacimiento, y el preparar la cena, sin embargo, muchas veces olvidamos preparar nuestros corazones para recibir la luz del Señor Jesús.
El Arzobispo Primado de México prosiguió su homilía, indicando que el pecado, la cobardía y la mediocridad nos ha echo perder la esperanza “que es lo que da razón de ser a nuestra vida”. Incluso, aseguró que la esperanza de todo fiel cristiano está basada en que Dios se hizo hombre y vino a salvarnos.
“Este es el espacio propio del Adviento, celebrar la venida de Cristo, que ya se realizó hace dos mil años, pero viviendo la seguridad de que vendrá de nuevo y el Señor espera que estemos preparados. Si perdemos la esperanza, si no estamos vigilantes, si no estamos en vela, fácilmente caemos en la rutina, en la frivolidad, en la ligereza en el planteamiento alarmante de los problemas, pero donde todo sigue igual. El Señor quiere que seamos coherentes con aquello que nos está sucediendo, que nos despierten esos acontecimientos para prepararnos a la venida definitiva”, añadió.
Por último, el Mitrado insistió que en general, hemos continuado fomentando un estilo de vida agitado, superficial y vacío, que nos lleva a la depresión, un padecimiento muy común en nuestra ciudad. Después de este comentario alentó a los fieles a reaccionar “con vigor y aprendamos a vivir de tal manera, que siempre estemos vigilantes”. Y concluyó diciendo que “nunca es tarde para escuchar el llamado de Jesús, nunca es tarde para comenzar la renovación de vida”.
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