Por sexta ocasión, mexicanos reciben a Juan Pablo II
La mañana del 25 de agosto, las reliquias del beato Juan Pablo II llegaron a la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, para dar inicio a una peregrinación que se llevará a cabo de agosto a diciembre de éste año, visitando varias Diócesis y ciudades de la República Mexicana.
Poco antes de las 9:00 hrs, el Cardenal Norberto Rivera Carrera y el Cabildo de Guadalupe salieron a recibir las reliquias del querido Pontífice, las cuales habían sido previamente acogidas por los fieles, pues a su llegada, gritaron las memorables porras “Juan Pablo II, te quiere todo el mundo” y “Juan Pablo, hermano, ya eres mexicano”.
Después de incensar la urna que contiene la figura de cera (tamaño natural) de Karol Wojtyla, en cuyas manos se encuentra un relicario en forma de cruz, con la cápsula que lleva su sangre; los sacerdotes llevaron la imagen al interior del recinto, para así comenzar la celebración eucarística.
En la homilía, el Arzobispo Primado de México manifestó que realmente “los mexicanos somos privilegiados y nos sentimos bendecidos por la presencia de la reliquia del beato Juan Pablo II, nuestro Papa mexicano, en ésta casita donde la Virgen de Guadalupe” hizo sentir al Pontífice, “su maternal presencia”.
Seguidamente, recordó las cinco visitas del “Papa Peregrino”, indicando que en la primera de ellas fue “invitado a participar en la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Puebla, en enero de 1979. Juan Pablo II experimentó la fuerza de la fe de un pueblo que explotó en expresiones de júbilo, de multitudes que le manifestaban su amor”.
Luego, el Prelado destacó que “en ésta Basílica sintió su conciencia misionera, que marcó todo su pontificado” y que años más tarde, mediante la beatificación de Juan Diego, de los niños mártires de Tlaxcala: Cristóbal, Antonio y Juan, y del P. José María de Yermo y Parres; “en cinco nuevos beatos, nos decía el Santo Padre, se refleja la pluralidad de la vocaciones en la Iglesia, y en ellos tenemos un ejemplo de cómo toda la Iglesia tiene que ponerse en marcha para evangelizar y dar testimonio de Cristo”, ya que su objetivo era el “impulsar la vida eclesial de las comunidades, convocándolas a la nueva evangelización”.
“Nuestros tiempos lamentablemente están marcados por la violencia de todos los ámbitos de la vida, sin embargo existe en el corazón del hombre, un anhelo de paz y de justicia que sólo puede hacerse realidad desde la familia, Iglesia doméstica y fundamento de convivencia social”, declaró el Cardenal.
“La vida para Juan Pablo II no era un don de Dios, sino el don de Dios, no un derecho, el derecho más importante, porque está a la base de todos los otros dones, es el don sin el cual ni la libertad, ni la inteligencia, ni la utilidad, ni la riqueza vale nada”, comentó.
Por último, el Arzobispo señaló: “Juan Pablo II, te fuiste al Reino de los Cielos, para poder quedarte entre nosotros, gastaste y desgastaste tu vida para que nosotros tuviéramos esa vida en abundancia. Te enamoraste de la Morenita del Tepeyac, y los mexicanos nos sentimos amados por ti, alcánzanos el don de la paz y el progreso de nuestro pueblo. Que así sea”.
Las reliquias del Papa Wojtyla permanecerán en ésta Basílica hasta el próximo domingo 28 de agosto, para ser veneradas por los fieles. Los objetos que se aprecian son: la figura de cera realizada por artesanos mexicanos; el relicario que contiene la sangre del beato, misma que fuera extraída antes de su muerte (la cual es considerada reliquia de primer grado, por ser propia del Papa); y las vestiduras pontificias de las que, la banda o fajín papal, es una reliquia de segundo grado por haber pertenecido al beato polaco.
La urna que resguarda las reliquias, mide 2m de largo por 1.10m de ancho y 1.60 de alto; está fabricada de alpaca repujada con incrustaciones de talavera, y pesa aproximadamente 180 kg. Además lleva una base rodante para su instalación y está protegida con una mica especial, la cual ha sido sellada para brindar mayor seguridad.
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