miércoles, 10 de agosto de 2011

Cardenal Rivera señala que la Iglesia es la barca de Jesús que no se hunde ante las tormentas

Durante la misa del pasado domingo 7 de agosto, el Cardenal Norberto Rivera Carrera dijo en su homilía, que “El Maestro no está lejos de nosotros”, esto al recordar el pasaje del Evangelio, que narra el caminar de Jesús sobre las aguas; y al mismo tiempo manifestó que el Señor Jesús “no nos dejará solos en medio de la tormenta, basta con invocarlo y Él vendrá a nuestro mar para auxiliar a su Iglesia. Esta confianza se apoya en la certeza de que Él está vivo porque ha resucitado”.

Más adelante aseguró que mientras Jesús llega, “es necesario, para no hundirse, mantener la confianza, no perder el ánimo en medio de las dificultades, no quedarse contemplando las olas que parecen devorarnos, sino contemplar a Cristo que viene a nuestro encuentro. Sólo se hunde y perece el que pierde la fe o el que cree que con sus propias fuerzas va a calmar la tempestad”.

El Prelado también indicó que dicha narración hace "una invitación muy alentadora para todos nosotros: Es necesario permanecer en la barca y proclamar con Pedro y los apóstoles la fe que salva: "Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios"”.

En su reflexión añadió que “Jesús deja que sus discípulos pongan todos sus esfuerzos y utilicen todas sus estrategias para salvarse de la tormenta”, dando el mayor esfuerzo para superar las dificultades, sin embargo, no hay que olvidar que "sin Él nada podemos hacer".

Así, el Cardenal exhortó a los fieles, a continuamente llamar a Jesús y a permanecer en su barca.

Seguidamente comentó que el Evangelio de San Mateo, “además de reflejar la situación que estaba viviendo la primitiva comunidad cristiana y de darnos los elementos para superar todas las tormentas, hace resaltar algunos aspectos de la vida de Cristo que no podemos pasar por alto”, como el que Jesús se apartaba para orar, pues cuando ocurriría algo importante en su vida, Él se concentraba en la oración.

Por último, el Arzobispo Primado de México explicó que en las Sagradas Escrituras, “el mar es símbolo de las fuerzas del mal, y desde siempre la Iglesia ha sido comparada a la barca o a la nave que se hace a la mar por orden de Jesús, rumbo a la orilla de Dios en la eternidad”.

Al compartir que siempre habrá dificultades qué superar, el Prelado exhortó a que pese a los obstáculos que puedan existir en la Iglesia, hay que continuar creyendo en ese Cristo que repite a los suyos las palabras de aliento: "Animo, soy yo, no tengan miedo", porque confiando en Él nadie podrá hundirse y Dios jamás les preguntará como lo hiciera con Pedro: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".

El Cardenal Rivera concluyó declarando que “Nuestra fe no se apoya en un mito, la encarnación es un dato real, que ningún personaje histórico tiene tan probada su existencia como Jesús”.

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