El pasado martes 9 de agosto, en las oficinas de la Conferencia del Episcopado Mexicano, se llevó a cabo una rueda de prensa en la que el Obispo Auxiliar de Texcoco, Mons. Víctor René Rodríguez Gómez, y el Pbro. Manuel Corral Martín, Secretario Ejecutivo de Relaciones Públicas, dieron a conocer que el 17 de agosto llegarán a la ciudad de México las reliquias del beato Juan Pablo II.
Con la nueva noticia que alegra a la Iglesia en México, se decidió organizar una peregrinación a lo largo de la República, la cual iniciará en la Basílica de Guadalupe, en donde permanecerán las reliquias del 25 al 28 de agosto, para ser veneradas por los peregrinos, después serán trasladadas a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, donde permanecerán unos días, debido a que es una cede Arquidiocesana.
La reliquia del beato “Peregrino de la paz”, que vendrá a nuestro país, es una de las cuatro ampolletas que contienen su sangre, las cuales fueron obtenidas al momento en que el Pontífice fue internado. Ésta sangre sería utilizada en caso de que el Papa requiriera de una transfusión, sin embargo, al fallecer, dos de éstas ampolletas se quedaron en el hospital, otra de ellas fue enviada a Polonia, patria del beato; y otra más, es la que Roma prestará a México.
El Pbro. Manuel Corral, coordinador de ésta peregrinación, también señaló que junto con la reliquia del Papa Viajero, se exhibirá una figura de cera, la cual ha sido realizada por artesanos guanajuatenses, cuyo molde fue una mascarilla tomada del rostro del beato luego de su muerte.
Dentro del itinerario para el recorrido, se ha dicho que tras ser recibidas en nuestro país, las reliquias visitarán en primer a la CEM, luego irán a la Nunciatura Apostólica, siendo veneradas de manera privada en ambos lugares; y de ahí partirán rumbo a la Basílica de Guadalupe. La peregrinación incluirá 91 Circunscripciones Eclesiásticas, es decir, todos los lugares sede de los arzobispados y de las diócesis, teniendo en cuanta las dimensiones en cuanto a población, para que puedan ser visitadas.
Por último, cabe destacar que los obispos consideran que “ante la percepción de un México sumido en el terror, dolor, desesperanza, angustia, venganza y rencor, consecuencia de la inseguridad y la violencia, por aquellos que se han inclinado por la cultura de la muerte, la veneración de las Reliquias será una oportunidad para que los bautizados y personas de buena voluntad volvamos los ojos a Dios, y que por la intercesión de Juan Pablo II, alcancemos su perdón y misericordia”.
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