Beata María Dolores Rodríguez Sopeña
10 de Enero
Dolores Rodríguez Sopeña nació en la provincia española Vélez Rubio, el 30 de diciembre de 1848. Al cumplir 17 años, descubrió que lo único que le interesaba era servir a los demás; por ello, como primera experiencia apostólica, atendió material y espiritualmente, a dos enfermas de tifus y a un leproso, cosa que realizó a escondidas, pues temía que sus padres se lo prohibieran.
Años más tarde, se fue a vivir a Madrid, donde colaboró enseñando la doctrina en la cárcel de mujeres, en el hospital de la Princesa y en las Escuelas Dominicales. En 1873 llegó a Santiago de Cuba, donde visitó a los enfermos del hospital militar.
Para 1877 regresa a Madrid, y al transcurrir algunos años de la muerte de su padre, ingresó en el convento de las Salesas, motivada por su director espiritual. Lamentablemente a los diez días lo abandonó, al comprobar que no era su vocación. Tras su salida, se dedicó con más intensidad al apostolado.
Abrió una «Casa Social» donde se tramitaban diversos asuntos, consecuencia de sus visitas al hospital y a la cárcel. Al ver la situación moral, material y espiritual de la gente, comenzó a frecuentar el denominado “Barrio de las Injurias”, donde surgió la posteriormente denominada «Obra de las Doctrinas».
A sugerencia del obispo de Madrid, D. Ciríaco Sancha, en 1892 funda una Asociación de Apostolado Seglar, actualmente conocida como «Movimiento de Laicos Sopeña». En 1896 extendió su actividad fuera de Madrid.
En el año 1900 acudió a Roma en una peregrinación y al orar frente al sepulcro de San Pedro, recibió la confirmación de fundar un Instituto Religioso que diera continuidad a la Obra de las Doctrinas y que ayudara a sostener espiritualmente a la Asociación laical. El 24 de septiembre de 1901, en Loyola, se levanta el acta de fundación del «Instituto de Damas Catequistas» (hoy «Instituto Catequista Dolores Sopeña»).
Detrás de su entrega al servicio de los demás está una fe profunda y auténtica, una rica espiritualidad. Su compromiso por la dignidad de la persona brota de su experiencia de un Dios Padre de todos, que nos ama con una ternura infinita y desea que vivamos como hijos y hermanos. De allí su gran deseo de «Hacer de todos una sola familia en Cristo Jesús.» Actualmente la Familia Sopeña está presente en España, Italia, Argentina, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, México y República Dominicana.
El 10 de enero de 1918, Dolores Sopeña muere en Madrid, con fama de santidad. El día 11 de julio de 1992, Juan Pablo II declara heroicas sus virtudes y el 23 de abril de 2002 se promulgó el Decreto de Aprobación del milagro que ha dado paso a su Beatificación.
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