En la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Cardenal Norberto Rivera Carrera destacó el pasado 23 de enero, que con las lecturas dominicales “se nos ha presentado la primera escena de lo que llamamos Predicación Pública de Jesús”, la cual comenzó en Galilea, como parte del cumplimiento de la profecía de Isaías.
Jesús acude a la tierra considerada de paganos y pecadores, porque Él mismo manifiesta que vino a éste mundo para salvar a los pecadores, porque son los enfermos los que necesitan del médico y no los que están sanos.
Seguidamente, el Arzobispo Primado de México explicó que previo a celebrar los Sagrados Misterios, los fieles reconocemos nuestros pecados, puesto que de no hacerlo, no seríamos dignos de la salvación y que por esta razón, Jesús comienza su predicación invitándonos a arrepentirnos y a convertirnos.
El Cardenal destacó que convertirse “quiere decir cambiar de camino, renovar el corazón”, y que “absolutamente todos nosotros, necesitamos convertirnos”, porque “siempre hay una realidad de nuestra vida que necesita ser purificada, siempre hay un camino que rectificar, y el que no lo reconozca así, nunca tendrá crecimiento espiritual, nunca llegará a la salvación”, pues, el que se siente satisfecho de no robar ni matar, considera que no practica el mal y no tiene razones para confesarse y él mismo se privará de “ese crecimiento que Dios quiere para todos nosotros”.
El Prelado agregó que “convertirse es algo que trae alegría”, al permitirte cambiar y renovar tu vida, en cambio, quien no acepta ésta invitación del Señor, “deja pasar el tiempo y sigue en las mismas”. Luego, indicó que tenemos que aceptar esta exhortación, porque Cristo Jesús desea tener discípulos de todas las edades y generaciones, y por eso continúa llamándonos para que conformemos su cuerpo, que es la Iglesia y en el que se desarrollan diversos ministerios y quehaceres.
En su homilía, el Arzobispo recordó que a lo largo de la historia, la Iglesia ha tenido muchas divisiones, y en éste camino, algunos se van y otros regresan, pero que lo realmente importante es tender puentes, “porque es más lo que nos une, que aquello que nos puede separar”, y así, también solicitó hacer constante oración, para que logremos la unidad que Cristo desea, porque Él mismo nos invitó a ser uno, para que el mundo crea.
“En esta semana estamos celebrando la Semana de la Unión de los Cristianos y acabamos de escuchar a san Pablo, cómo desde el principio de la Iglesia hay divisiones. Siempre el ser humano tiende a la división, a romper con los demás, y en el tiempo de san Pablo unos decían “yo soy de Pedro, yo soy de Pablo”, y hacían grupos distintos. Y san Pablo nos pone en nuestro lugar, todos somos de Cristo, todos hemos sido llamados por Cristo”, puntualizó.
El Cardenal Rivera Carrera concluyó dando testimonio de que él mismo, en ocasiones se reúne con quienes presiden las demás iglesias y grupos religiosos, pues es Presidente del Consejo Interreligioso y del Consejo Ecuménico de las Iglesias Cristianas Tradicionales.
Jesús acude a la tierra considerada de paganos y pecadores, porque Él mismo manifiesta que vino a éste mundo para salvar a los pecadores, porque son los enfermos los que necesitan del médico y no los que están sanos.
Seguidamente, el Arzobispo Primado de México explicó que previo a celebrar los Sagrados Misterios, los fieles reconocemos nuestros pecados, puesto que de no hacerlo, no seríamos dignos de la salvación y que por esta razón, Jesús comienza su predicación invitándonos a arrepentirnos y a convertirnos.
El Cardenal destacó que convertirse “quiere decir cambiar de camino, renovar el corazón”, y que “absolutamente todos nosotros, necesitamos convertirnos”, porque “siempre hay una realidad de nuestra vida que necesita ser purificada, siempre hay un camino que rectificar, y el que no lo reconozca así, nunca tendrá crecimiento espiritual, nunca llegará a la salvación”, pues, el que se siente satisfecho de no robar ni matar, considera que no practica el mal y no tiene razones para confesarse y él mismo se privará de “ese crecimiento que Dios quiere para todos nosotros”.
El Prelado agregó que “convertirse es algo que trae alegría”, al permitirte cambiar y renovar tu vida, en cambio, quien no acepta ésta invitación del Señor, “deja pasar el tiempo y sigue en las mismas”. Luego, indicó que tenemos que aceptar esta exhortación, porque Cristo Jesús desea tener discípulos de todas las edades y generaciones, y por eso continúa llamándonos para que conformemos su cuerpo, que es la Iglesia y en el que se desarrollan diversos ministerios y quehaceres.
En su homilía, el Arzobispo recordó que a lo largo de la historia, la Iglesia ha tenido muchas divisiones, y en éste camino, algunos se van y otros regresan, pero que lo realmente importante es tender puentes, “porque es más lo que nos une, que aquello que nos puede separar”, y así, también solicitó hacer constante oración, para que logremos la unidad que Cristo desea, porque Él mismo nos invitó a ser uno, para que el mundo crea.
“En esta semana estamos celebrando la Semana de la Unión de los Cristianos y acabamos de escuchar a san Pablo, cómo desde el principio de la Iglesia hay divisiones. Siempre el ser humano tiende a la división, a romper con los demás, y en el tiempo de san Pablo unos decían “yo soy de Pedro, yo soy de Pablo”, y hacían grupos distintos. Y san Pablo nos pone en nuestro lugar, todos somos de Cristo, todos hemos sido llamados por Cristo”, puntualizó.
El Cardenal Rivera Carrera concluyó dando testimonio de que él mismo, en ocasiones se reúne con quienes presiden las demás iglesias y grupos religiosos, pues es Presidente del Consejo Interreligioso y del Consejo Ecuménico de las Iglesias Cristianas Tradicionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario