miércoles, 5 de enero de 2011

Papa Benedicto XVI asegura que la Encarnación y la Pascua, son claves en la fe en Jesucristo

Este 5 de enero, en la primera audiencia general del 2011, el Papa Benedicto XVI recordó a los fieles que la Navidad es "una fiesta que sigue fascinando, porque todos intuyen de alguna manera que el nacimiento de Jesús está relacionado con las aspiraciones y esperanzas más profundas del hombre".

Luego agregó que "celebrar los acontecimientos de la Encarnación del Hijo de Dios no es simplemente recodar hechos pasados, sino hacer presentes los misterios que traen la salvación”.

"La Navidad es ya la primicia del ‘sacramentum-mysterium paschale’, es decir el inicio del misterio central de la salvación que culmina en la pasión, muerte y resurrección, porque Jesús comienza a ofrecerse a sí mismo por amor desde el primer momento de su existencia humana en el seno de la Virgen María. El mismo pesebre, como imagen de la Encarnación del Verbo, a la luz de la narración evangélica, ya alude a la Pascua", explicó el Pontífice.

"La Encarnación y la Pascua no están una junto a la otra, sino que son los dos puntos claves inseparables de la única fe en Jesucristo, el Hijo de Dios Encarnado y Redentor. Cruz y Resurrección presuponen la Encarnación. En esta perspectiva unitaria del Misterio de Cristo, la visita al pesebre orienta a la visita a la Eucaristía, donde encontramos realmente presente a Cristo crucificado y resucitado, a Cristo viviente", prosiguió.

Más adelante, el Vicario de Cristo destacó que "es necesario librar a este tiempo navideño de un revestimiento demasiado moralista y sentimental. La celebración de la Navidad no nos propone únicamente ejemplos para imitar, como la humildad y la pobreza del Señor, su bondad y amor hacia los hombres; es más bien una invitación a dejarnos transformar totalmente por Aquel que vino en nuestra carne".

"La manifestación de Dios tiene como finalidad nuestra participación en la vida divina, la realización en nosotros del misterio de su Encarnación. Este misterio es el cumplimiento de la vocación del ser humano", insistió el Santo Padre y manifestó también, que “después de haber adorado al Hijo de Dios hecho hombre y colocado en el pesebre, estamos llamados a pasar al altar del sacrificio, donde Cristo, el Pan vivo bajado del cielo, se nos ofrece como verdadero alimento para la vida eterna".

Para concluir, el Papa Benedicto XVI invitó a que "lo que hemos visto con nuestros ojos, en la mesa de la Palabra y del Pan de Vida, lo que hemos contemplado, lo que nuestras manos han tocado, es decir, al Verbo hecho carne, anunciémoslo al mundo con alegría y testimoniémoslo con generosidad con toda nuestra vida".

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