Al mediodía del pasado domingo 3 de julio, en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe, Mons. Pero Agustín Rivera Díaz celebró la misa con la que concluyó el Sitio de Jericó y en la que además, en compañía de los fieles agradeció a Dios porque la Madre María Inés Teresa Arias, Fundadora de Familia Inesiana, próximamente será beatificada.
Al inicio de la eucaristía, Mons. Rivera recordó que desde el domingo 26 de junio hasta el 3 de julio, en la Capilla del Sagrario, ubicada al interior del Templo, se llevó a cabo el denominado Sitio de Jericó, “una semana de adoración durante las 24hrs, a Jesús Eucaristía”, en el que originalmente, al igual que el Sitio de Jericó realizado enero de éste año, se pedía por la pronta beatificación de Juan Pablo II y de la Madre María Inés, sin embargo, antes de iniciar ésta jornada de oración, se dio a conocer que el Papa Polaco sería beatificado el 1 de mayo del 2011.
Lo mismo sucedió este junio, y la intención del Sitio de Jericó tuvo que ser nuevamente cambiada luego de que el lunes 27 (de junio) se informara que el Santo Padre Benedicto XVI firmó el decreto del reconocimiento de los milagros concedidos por intercesión de varios siervos de Dios, entre ellos el de la religiosa mexicana nacida en Ixtlán del Río, Nayarit.
“Comenzamos el domingo, y el lunes, desde Roma, el Papa Benedicto XVI nos dio la buena noticia de que el milagro atribuido a la intercesión de nuestra madre había sido aprobado, por lo mismo, simplemente estamos en espera de la fecha y el lugar donde ha de ser la celebración de su beatificación”, explicó el Capellán del Templo Expiatorio, mientras sugería: “Digámosle a Dios, que también nosotros como ella queremos ser santos, que también nosotros como ella queremos trabajar para que todos lo conozcan y lo amen, que esa es la única recompensa que queremos”.
Antes de la liturgia de la palabra, compartieron brevemente la biografía de Manuelita de Jesús Arias espinosa, religiosa fundadora de las Misioneras Clarisas, de los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal y otras ramas que componen a ésta gran familia que lleva la palabra de Dios a Japón, Indonesia, Sierra Leona, Nigeria, Costa Rica, Estados Unidos, Italia, España, Irlanda, Argentina, Rusia, Corea, India, además de México.
Ya en su homilía, Monseñor Pedro Agustín describió a la futura beata como una mujer con “una gran calidad humana”, deseosa “de llevar a Jesucristo hacia todos”, quien seguramente se enfrentó a varios problemas, los cuales no lograban borrar la sonrisa de su rostro.
Por último, señaló que “La fe y la alegría que brotan del encuentro con Dios, hacen de ésta mujer, una misionera sin fronteras, dispuesta a llevar a Jesucristo ahí en donde las penalidades y los sufrimientos humanos son grandes por no conocer a Jesús”, porque “solamente un alma enamorada de Dios” logra hacer éste tipo de obras.
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