El pasado miércoles 29 de junio, en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Benedicto XVI celebró 60 años de haber sido ordenado sacerdote en la Catedral de Freising (Alemania) a la edad de 24 años, día que aconteció "el momento más importante de mi vida".
El diario vaticano L’Osservatore Romano recordó en su edición del 29 de junio un extracto del libro del entonces Cardenal Ratzinger publicado en 1997: "De mi vida: Recuerdos 1927-1977" en el que relató con simplicidad y emoción el día de su ordenación sacerdotal.
En dicha obra, el ahora Pontífice describió "Al menos los últimos dos meses pude dedicarme enteramente a prepararme para el gran paso: la ordenación sacerdotal, que recibimos en la Catedral de Freising de manos del Cardenal Faulhaber, en la fiesta de San Pedro y San Pablo (el 29 de junio de 1951). Éramos más de 40 candidatos, cuando fuimos llamados respondimos Adsum, ‘aquí estoy’. Era un espléndido día de verano, que es inolvidable, como el momento más importante de mi vida”.
“No se debe ser supersticioso, pero en el momento en el que el anciano Arzobispo impuso sus manos sobre mí, un pajarillo –tal vez una alondra– se elevó del altar mayor de la catedral y entonó un pequeño canto alegre, que fue para mí como si una voz de lo alto me dijera: está bien así, estás en el camino justo”, explicó el Santo Padre.
“El día de la primera Misa (el 8 de julio en Traunstein) nuestra iglesia parroquial de San Osvaldo estaba iluminada en todo su esplendor, y la alegría que la llenaba casi palpablemente involucró a todos en la acción sagrada, en la forma vivísima de una ‘participación activa’ que no necesitaba de una particular operatividad exterior. Éramos invitados a llevar a todas las casas las bendiciones de la primera Misa y fuimos acogidos en todo lugar, incluso por personas completamente desconocidas, con una cordialidad, que hasta a aquel momento ni siquiera hubiera imaginado”, se lee en el texto.
“Experimenté así muy directamente las grandes expectativas que los hombres tienen de los sacerdotes, cuánto esperan su bendición, que deriva de la fuerza del sacramento. No se trataba de mi persona o de la de mi hermano: ¿qué habría podido significar para sí mismos dos jóvenes como nosotros para tanta gente con la que nos encontrábamos?”, agrega.
“Ellos veían en nosotros personas a las que Cristo les había confiado una tarea, para llevar su presencia entre los hombres. Seguro que porque al centro de todo no estábamos nosotros, nacían rápidamente relaciones amigables", indica el entonces Cardenal Ratzinger.
Para participar de ésta alegría, la Congregación para el Clero ha exhortado a todos los católicos del mundo, especialmente a los sacerdotes, a dedicar 60 horas de adoración eucarística para rezar por el Papa, una hora por cada año de sacerdocio que celebra este 29 de junio.
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