viernes, 22 de julio de 2011

17 hombres y mujeres listos para llevar esperanza a México

La noche del martes 12 de julio, en la Curia del Arzobispado, 17 hombres y mujeres de diferentes edades se graduaron del Diplomado en “Desarrollo y Formación de Líderes”, que la asociación CRIDE ha impartido desde hace casi dos décadas, como parte de los esfuerzos que ha realizado durante 31 años para contribuir en el desarrollo de un México más humano, en el que se reconozca el valor de la persona en los diversos ambientes sociales.

En las palabras de bienvenida, la licenciada Rosa María Álvarez Trevit, Gerente General del CRIDE, recordó que “todos somos líderes, cada uno de nosotros pone el ejemplo para bien o para mal, a alguien más, y cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de darle forma al futuro como lo queremos, pero debemos tener ideales que guíen nuestra conducta, si deseamos crear una diferencia positiva”.

Luego agregó que la verdad y la no violencia se rigen bajo un código universal de conducta, que es el de tratar a los demás como a nosotros mismos, el cual debe ser puesto en práctica sin importar nuestra raza, ideología, etc., teniendo en cuenta que el ejemplo es la forma de liderazgo más penetrante y duradera.

Entre los graduados de la 17ava generación del CRIDE, hubo una estudiante de odontología y empleados de diversas empresas, como es el caso de Linarand, de Plásticos Alica y de asociaciones que colaboran con el Templo Expiatorio a Cristo Rey. Entre los invitados a la entrega de los reconocimientos, asistieron varios participantes del diplomado en generaciones anteriores, además de los jefes de éstos nuevos líderes.

Por su parte, Monseñor Pedro A. Rivera, quien también ha enviado a sus colaboradores al diplomado -desde sus inicios-, destacó que “el ser humano, no es solamente materia. En nuestra vida, en nuestro interior, encontramos aspiraciones más profundas, que van más allá de lo material”, porque “en el corazón de cada ser humano existe ésta voz de Dios que constantemente nos está invitando y moviendo para que seamos mejores”. Además comentó que “se trata de vivir en plenitud y de llevar esperanza a todos aquellos que viven sin esperanza, y son muchos más de los que nosotros podríamos pensar”.

“Su desarrollo será pleno en la medida en que introduzcan a Dios en su corazón. Dios no es un obstáculo para que el hombre sea feliz, es definitivamente, el motor para que el ser humano pueda ser plenamente feliz”, concluyó el Capellán de la Antigua Basílica de Guadalupe.

Por último, el Jefe del Departamento de Relaciones Institucionales de la FES Iztacala, Rubén Muñís Alzate, exhortó a los graduados a siempre tener en mente el compromiso que adquirieron “primero contigo mismo, después con tu familia, después con tu país, con tu religión, con tu fe, con Dios” y que si alguien desea logar un cambio, se debe comenzar por mejorar su propio mundo, para así poder ser ejemplo de los demás.

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