San Alonso Rodríguez
30 de Octubre
En el año 1533 nació en Segovia, España, un niño que fue llamado Alonso, cuyo nombre significa “pronto para hacer el bien”. Un día, el Beato Pedro Fabro y otros jesuitas, fueron a predicar a Segovia y se hospedaron en la casa de los padres del ahora santo, Alonso Rodríguez, quien más tarde fue preparado para la primera comunión por el beato.
Cuando Alonso tenía catorce años, junto con su hermano, fue a estudiar al colegio jesuita de Alcalá, pero al morir su padre, quien era un importante comerciante, tuvo que regresar para ayudar a su madre en el negocio familiar. Alonso Rodríguez se casó tiempo después, a los veintiséis años, y su madre le encargó el negocio, el cual empeoraba cada vez más.
El santo fue bendecido con un hijo, pero cuando su esposa iba a dar a luz al segundo bebé, ambos fallecieron, y al poco tiempo, también perdió a su madre. El dolor de la muerte de sus seres queridos se convirtió para el viudo, en una oportunidad de abrirse a la gracia para hacer en todo la voluntad de Dios. Hasta entonces, había cumplido como cristiano pero ahora Dios le llamaba a más. Decidió vender su negocio, quedándose con lo suficiente para mantener a su hijo, con quien se fue a vivir a la casa de sus dos hermanas solteras, Antonia y Juliana, que eran muy piadosas.
Las hermanas del santo le enseñaron a meditar, y luego, san Alonso oraba por la mañana y por la tarde, dedicándose a reflexionar sobre los misterios del rosario. De esta manera Dios le pudo demostrar la pobreza de su vida pasada a la luz de Cristo.
A raíz de una visión de la felicidad del cielo, hizo una confesión general. Desde entonces, empezó a practicar duras mortificaciones y a confesarse y comulgar una vez por semana. Algunos años más tarde, murió también su único hijo y Alonso, que se encontraba invadido por el dolor y la tristeza, experimentó un gran consuelo al comprender que con la muerte, su hijo se había librado del peligro de ofender a Dios.
Siendo viudo, el santo solicitó a los padres jesuitas, que lo aceptaran en su comunidad, pero no fue admitido debido a que ya bordeaba los 40 años de edad, y tampoco tenía estudios en ciencias ni en humanidades. Sin embargo, el superior cambió de parecer, y lo aceptó como hermano lego, y sería ésta la profesión que lo llevaría a la santidad.
Los superiores decidieron enviarlo a la isla de Mallorca como portero del colegio de los jesuitas de Montesión, y de todos los amigos que San Alonso tuvo mientras fue portero, el más santo e importante de todos fue San Pedro Claver. Este gran apóstol vivió tres años con San Alonso en aquella casa, y una noche, por revelación divina, San Alonso supo que su amigo estaría destinado a la evangelización en Sudamérica. Al poco tiempo, San Pedro Claver viajó a Colombia, donde bautizó a más de 300,000 esclavos negros en Cartagena, además se dedicó a protegerlos y velar por ellos.
El santo portero también sufrió terribles ataques en su cuerpo; de vez en cuando, por ejemplo, sufría de sequedades espantosas durante la oración. Y, por otra parte, Dios le otorgó el don de la curación.
El 29 de octubre de 1617 sintiéndose sumamente lleno de dolores y de angustias, al recibir la Sagrada Comunión, inmediatamente se llenó de paz y de alegría, quedando como en éxtasis. Dos días estuvo casi sin sentido y el 31 de octubre despertó, besó con toda emoción su crucifijo y después de exclamar en voz alta: "Jesús, Jesús, Jesús", expiró.
San Alonso Rodríguez fue declarado Venerable en 1626. En 1633 fue nombrado Santo Patrono de Mallorca, siendo beatificado en 1825. Su canonización tuvo lugar el 6 septiembre de 1887.
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