viernes, 8 de octubre de 2010

Historia de la semana

La otra mejilla

Alguna vez existió un seminario ubicado en lo más alto de una lejana montaña. Los religiosos que ahí vivían, resguardaban algo que ellos consideraban especial, pues en una vitrina escondían tres antiguos manuscritos donde, en una ocasión, su fundador había sugerido una bella forma de orar a Dios.

Cierto día de visita, cuando la gente acudía a observar los manuscritos, un hombre se acercó a los rollos y los hurtó. Al darse cuenta, algunos monjes corrieron a avisar al abad, otros de ellos corrieron tras el ladrón.

Al alcanzar al hombre, el abad se acercó y le dijo:
- ¿Qué has hecho?, me has dejado con un sólo rollo. No me sirve. Nadie va a venir a leer un mensaje que está incompleto. Entonces, o me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra completa.

El hombre contestó:
- Padre, estoy desesperado, necesito urgentemente vender estos manuscritos, para poder tener un poco de dinero.

Entonces el religioso le insistió:
- Bueno, toma el tercer rollo. Sino, el mundo perderá algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz. Que Dios te ilumine.

Los monjes no comprendieron la actitud del abad, pero a pesar de su molestia, no dijeron nada y dieron por olvidado el triste episodio.

Cuenta la historia que a la semana, el ladrón regresó pidiendo hablar con el Padre Superior:
- Aquí están los tres rollos, no son míos. Vengo a devolverlos, y en cambio le pido que me permita ingresar como monje, pues mi vida se ha transformado.

Ese día, el hombre experimentó la grandeza del perdón y la presencia de la generosidad. Así, el abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, el cual comenzó a ser cada vez más visitado después de conocerse la leyenda del robo y del resarcimiento. Además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.

El secreto de ésta historia radica, en que un agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada e insólita. No sospecha la conmoción del poder incalculable de la otra mejilla.

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