San Juan de Capistrano
23 de Octubre
San Juan de Capistrano, quien es considerado uno de los predicadores más famosos que ha tenido la Iglesia Católica, nació en Capistrano, en la región montañosa de Italia, en el año 1386.
Fue un estudiante sumamente consagrado a sus deberes y llegó a ser abogado, juez y gobernador de Perugia. Tras caer preso a causa de una guerra civil, el santo reflexionó sobre su actitud en la vida, dándose cuenta que prefería conseguir la santidad, en vez de obtener dinero y fama. Por ésta razón decidió ingresar a la orden franciscana, a los 33 años fue ordenado sacerdote, y durante su preparación, tuvo por maestro de predicación y por guía espiritual al gran San Bernardino de Siena.
Al poco tiempo, ante su deseo de salir a evangelizar, formó grupos de entre seis y ocho religiosos, quienes se distribuyeron primero por toda Italia, y después por los demás países de Europa, y así, durante 40 años, el santo italiano logró viajar por todo el continente para ir predicando, y en éste tiempo logró enormes éxitos espirituales.
San Juan tenía mucha habilidad para la diplomacia; era sabio, prudente, y medía muy bien sus juicios y sus palabras, ya que, gracias a sus anteriores cargos como juez y gobernador, sabía tratar muy bien a las personas. Esto originó que cuatro Pontífices (Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III) lo emplearan como embajador en muchas y muy delicadas misiones diplomáticas. En tres ocasiones, los Sumos Pontífices le ofrecieron nombrarlo obispo de importantes ciudades, pero él prefirió seguir siendo un humilde predicador.
La Comunidad Franciscana lo eligió dos veces como Vicario General, y el santo aprovechó este altísimo cargo para tratar de reformar la vida religiosa de los franciscanos, llegando a conseguir que en toda Europa ésta Orden religiosa llegara a un gran fervor, no sin antes sortear una serie de dificultades y obstáculos.
Se cuenta que en 1453, cuando los turcos musulmanes se habían apoderado de Constantinopla, con el deseo de invadir toda Europa, San Juan fue a Hungría y recorrió toda la nación predicando al pueblo, incitándolo a salir entusiasta en defensa de su santa religión. Para el momento del enfrentamiento, San Juan empleó como armas, la oración, la penitencia y la fuerza irresistible de su predicación.
Tres años después, el santo enfermó gravemente y falleció el 23 de octubre de 1456. Luego de su muerte, se reunieron los apuntes de los estudios que hizo para preparar sus sermones, con los que se sumaron 17 volúmenes.
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