En la Audiencia General del miércoles 20 de octubre, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI habló sobre Santa Isabel de Hungría, "llamada también Isabel de Turingia", quien enseña con su ejemplo que quienes ejercen algún puesto de autoridad, y en general todos los fieles, deben hacerlo con un claro sentido de amor al prójimo y justicia que contribuya a lograr el bien común.
El Santo Padre explicó que Santa Isabel nació en 1207 y tras vivir los cuatro primeros años en la corte húngara fue entregada en matrimonio a Luis de Turingia. "A pesar de que el noviazgo se decidió por motivos políticos, entre los dos jóvenes nació un amor sincero, animado por la fe y por el deseo de hacer la voluntad de Dios", y agregó que la santa "se comportaba del mismo modo ante Dios y ante sus súbditos".
"Es un verdadero ejemplo para todos los que desempeñan un papel de guía: el ejercicio de la autoridad, en todos los niveles, se debe vivir como un servicio a la justicia y a la caridad, en la búsqueda constante del bien común", manifestó el Papa, para luego resaltar que santa Isabel "practicaba asiduamente las obras de misericordia".
Con respecto a su matrimonio, el Vicario de Cristo señaló que éste "fue muy feliz: Isabel ayudaba a su marido a elevar sus cualidades humanas a nivel sobrenatural, y él, a su vez, protegía a su esposa en su generosidad con los pobres y en sus prácticas religiosas. Es un claro testimonio de cómo la fe y el amor a Dios y al prójimo fortalecen la vida familiar y hacen aún más profunda la unión matrimonial".
En su mensaje, el Pontífice también recordó que Santa Isabel afrontó las pruebas de su vida, "con gran fe, paciencia y dedicación a Dios". Y añadió que "Isabel pasó los tres últimos años de su vida en el hospital que fundó, al servicio de los enfermos, velando a los moribundos. Trataba siempre de realizar los servicios más humildes y los trabajos más repugnantes. Se convirtió en lo que podríamos llamar una mujer consagrada en medio del mundo (soror in saeculo) y formó con otras amigas, vestidas con hábitos grises, una comunidad religiosa. No es una casualidad que sea patrona de la Tercera Orden Regular de San Francisco y de la Orden Franciscana Secular".
Por último, el Papa Benedicto XVI indicó que la santa falleció en noviembre de 1231, tras padecer de fiebre, y que debido a los muchos testimonios sobre su vida de santidad, en sólo cuatro años, el Papa Gregorio IX la proclamó santa, y el mismo año fue consagrada la hermosa iglesia construida en su honor en Marburgo.
Después de comentar que "en la figura de Santa Isabel vemos cómo la fe, la amistad con Cristo, crean el sentido de la justicia, de la igualdad de todos, de los derechos de los demás y crean el amor, la caridad. De esta caridad nace también la esperanza, la certeza de que somos amados por Cristo y de que su amor nos espera y nos capacita para imitarle y ver a Cristo en los demás", deseó que "la figura de Santa Isabel de Hungría, modelo de caridad, nos inspire también a nosotros a un amor intenso hacia Dios y hacia el prójimo. Muchas gracias".
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