En la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Cardenal Norberto Rivera Carrera señaló el pasado 24 de octubre, en el Domingo Mundial de las Misiones, que la Iglesia “nos invita a reflexionar sobre la misión encomendada por Jesucristo a su Iglesia”, e indicó la urgencia de ir a evangelizar por el mundo, “tratando de encarnar el Evangelio en las culturas y en el corazón de los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.
Seguidamente, el Arzobispo Primado de México manifestó que en ésta fecha se nos recuerda que llevar la Misión es “ayudar a que cada uno acepte en su vida a Dios”, y explicó que “la acción misionera consiste en facilitar la aceptación personal” del compromiso que se hace con Dios por medio de la fe.
En su homilía, el Prelado aseguró que “la Iglesia es signo para todos los pueblos porque Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” y agregó que “la Iglesia es esencialmente misionera”, según el mandato del Señor, quien envió a sus discípulos a predicar por todas las naciones.
Más adelante, el Cardenal Rivera comentó que todo cristiano debe hacer suyas las angustias y temores de los hombres, para anunciarles el mensaje de salvación, con la palabra, el ejemplo y la ayuda. “Debe anunciar que Dios es Padre de todos, que todos somos hermanos y que Dios quiere que todos se salven. No puede limitar el sentido de la misión a una ayuda material de desarrollo”, señaló.
En su reflexión, el Prelado compartió la realidad de los misioneros, quienes muchas veces se sacrifican para anunciar el Evangelio en todo el mundo, “las Iglesias en territorios de misión son ya, a su vez, Iglesias misioneras; las jóvenes Iglesias son vida hoy y la esperanza del mañana”, prosiguió.
Más tarde declaró que en nuestra Arquidiócesis de México “hacen falta muchos misioneros, para que los hombres, alejados de Dios, lo descubran y lo acepten”, y explicó que una prioridad pastoral que se asumió desde el Sínodo de los Obispos, es llegar a los “alejados” del influjo del Evangelio y que para cumplir esta misión, “debemos continuar formando laicos para acciones específicas”.
Después de hacer un recorrido histórico de los orígenes de nuestra fe, el Cardenal expresó que “hace cinco siglos de Europa llego a nuestro continente el Evangelio. Ahora es el momento de que desde nuestros pueblos llegue a otros que están lejos la buena noticia de la salvación en Jesucristo”.
El Arzobispo comentó también, que Jesús envió a sus discípulos a salvar almas, pero también a salvar a hombres y mujeres, “que tienen cuerpo, hambre, sed, frío, enfermedades y necesidades fundamentales que satisfacer para ser personas dignas. La Iglesia para cumplir su tarea misionera además de palabras debe llevar a los más necesitados, obras concretas que hablen del amor de Dios. La Iglesia tiene plena conciencia de que su tarea misionera está íntimamente ligada a la promoción humana”.
El Cardenal Rivera Carrera concluyó su homilía reconociendo que “este día y siempre debemos tener conciencia de que debemos sostener a nuestros misioneros con la oración constante, la práctica de nuestra fe y con nuestros bienes materiales. La fe en la Iglesia circula como en vasos comunicantes: Si somos una comunidad viva, comprometida, practicante, nuestros hermanos que salen a anunciar la Buena Noticia se sentirán sostenidos y apoyados. Es cierto que no todos podemos salir, pero también es cierto que todos podemos hacer algo para que el Evangelio sea conocido”.
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