lunes, 20 de septiembre de 2010

Santo de la Semana

Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores
15 de Septiembre

Durante el año, en dos ocasiones la Iglesia recuerda los sufrimientos de la Santísima Virgen, la primera de ellas es un viernes antes del Viernes Santo y la segunda de ellas, es el 15 de septiembre. En ambas fechas se rememoran los siete dolores que a lo largo de su vida, María padeció: el primer dolor se refiere al momento en que María recibe la profecía de Simeón, el segundo dolor María lo vive cuando ella y su familia huyen a Egipto, y el tercer dolor es la angustia de haber perdido al niño Jesús y encontrarlo más tarde predicando en el templo. El cuarto dolor fue en aquél instante en que María vio a su amado hijo caminar hacia su crucifixión y que al caer al suelo con la cruz en su espalda, le impidieran acercarse para ayudarle. El quinto dolor es aquél que padeció al estar al pie de la cruz. El sexto dolor fue cuando tomó entre sus brazos, el cuerpo inerte de Jesús y el séptimo dolor lo sufrió cuando tuvo que llevar a su hijo al sepulcro.

Nuestra Señora de los Dolores o también conocida como la Virgen de la Soledad, es la mujer que por su admirable obediencia y amor, ofreció como sacrificio por la humanidad, a su propio hijo a quien vio padecer y con quien también padeció. María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nos parezca algo incomprensible. La imagen de la Virgen Dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la vida.

Oración:
María, tú que has pasado por un dolor tan grande y un sufrimiento tan profundo, ayúdanos a seguir tu ejemplo ante las dificultades de nuestra propia vida.
Amén.

Los siete dolores
(Recopilado por José Gálvez Krüger)

Suplico Reina Gloriosa
Hija del eterno Padre
del Divino Verbo Madre
y del Espíritu esposa,
que me concedáis piadosa
amparo de pecadores
devoción, llanto y fervores
compasión y gran ternura
de vuestros siete dolores.

Primer dolor
Duéleme cuando supisteis
lo de aquella profecía
de Simeón cuando decía
que una espada os traspasaba
de dolor. ¡Oh! Madre mía
y qué riguroso día
para nos, aquél sería.

Segundo dolor
Duélome que Jesús tierno
dijo en repetido aviso
que huir era preciso
a Egipto en el invierno
¡Oh!, qué sentimiento eterno
ansia, temor y agonía
vuestro pecho, sentiría.

Tercer dolor
Duelome qué traspasado
tuvisteis el corazón
en aquella perdición
del Niño, hasta ser hallado.
¡Oh!, con qué pena y cuidado
a tal Hijo perdería
tal Madre le buscaría.

Cuarto dolor
Duelome que al ver en tierra
con la cruz a vuestro Hijo
fuiste a ayudarle con mimo
y aquella cuadrilla fiera
os impidió que así fuera,
tan sangrienta a vos sería
tal crueldad y grosería.

Quinto dolor
Duélome que vuestro llanto
al pie de la cruz sentisteis
la crueldades que allí visteis
ejecutar en quebranto
cantara :"Santo, Santo, Santo"
¡Oh!, cuánta angustia sería
lo que allí os afligiría.

Sexto dolor
Duélome que en vuestros brazos
al buen Jesús nos le disteis
herido y hecho pedazos.
¡Oh!, qué tremenda agonía
vida triste Madre mía
vuestro pecho sentiría

Séptimo dolor
Duélome que con ternura
al costado lo ha criado
lo dejasteis enterrado
en helada sepultura.
¡Oh!, qué tremenda amargura
vuestro pecho sentiría
cuando sin Él se veía.

Espero como os lo digo
por estos siete dolores
lograr los grandes favores
de devoto condolido:
qué delito ha cometido
el Soberano Maestro
a Jesús, el Hijos vuestro,
diciendo fiel cada día
a Vos, Madre, un Avemaría.

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