Ser misioneros de Jesús Divina Misericordia, invita Mons. Rivera
Carmen Durán
Durante la Celebración Eucarística que se realizó la tarde del pasado sábado 28 de agosto, en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe, con la que se concluyó el “Encuentro de Devotos de Jesús Divina Misericordia”, Monseñor Pedro A. Rivera Díaz manifestó estar alegre después de haber vivido dos días junto al Señor y aseguró que Él mismo es quien nos invita a buscarle.
En su homilía, el rector de este templo mencionó el tema del aborto e indicó que “solamente Dios es el dueño de la vida del ser humano, la vida a cada uno de nosotros se nos da como un don, nosotros no somos dueños ni siquiera de nuestra propia vida, mucho menos podríamos pensar que tenemos derecho sobre la vida de los demás”, y junto con ello informó que hasta ahora más de 50 mil niños han sido asesinados en el vientre materno.
Más tarde, Mons. Rivera recurrió al Evangelio para invitarnos a velar por los más necesitados, ya que “todo el bien que hoy haces, se te pagará cuando resuciten los justos”. Luego, deseó que la pasión y muerte de Jesús “no sea en vano, sino que efectivamente seamos muchos y cada vez seamos más, los que conociendo su amor misericordioso, vayamos transformando a la humanidad y la vayamos sacando del error”, ya que el mundo y la humanidad, nos estamos sumergiendo “en un mar de amargura, de tristeza, de soledad, de muerte”.
Después, al recordar la jornada de reflexión que se llevó a cabo el 27 y 28 de agosto, en este recinto, Monseñor Pedro explicó que “lo que el Señor le revela a Santa Faustina, nos lleva a acogernos a la Divina Misericordia de Dios”, para pedir que el mal que día a día avanza y se desarrolla en nuestra sociedad y en el mundo, algún día pueda ser detenido.
En su mensaje también recordó al Papa Juan Pablo II, quien aseguró que la misericordia de Dios es la única que puede frenar el mal en el mundo; y luego insistió en que “aquellos que conocemos al Señor Jesucristo, aquellos que hemos experimentado en nuestra vida el perdón, y la confianza que tiene hacia nosotros”, debemos ser “los testigos de la presencia de Dios en el mundo”.
En la parte final de su homilía, Monseñor expresó que desea “atraer a mayor número de personas, para que se acojan a la misericordia de Dios, y sobre todo descubran la presencia de Jesús en la Eucaristía”, ya que sólo así “estaremos iluminando las tristezas y las angustias de la humanidad, y de muchas personas”, puesto que hay quienes viven tristes y mortificándose por las consecuencias de sus errores, debido a que desconocen a Dios, por ello “tenemos el compromiso de sembrar esperanza, de poder decir que no todo está acabado, de llevar alegría”.
El Rector de la Antigua Basílica de Guadalupe concluyó invitando a los participantes de éste evento, a reconocer que Jesús ha dejado su “presencia en el pan, para estar en tu corazón, que la alegría y la grandeza de este amor, llene de gozo tu vida, fortalezca y le de sentido a tu existencia, y haga de ti, un misionero, una misionera de la misericordia de Dios”.
Santa Faustina y Madre Teresa de Calcuta (vida y obra)
Diana V. Martínez
El sábado 28 de agosto, como parte de las conferencias que se realizaron durante el “Encuentro de devotos de Jesús Divina Misericordia”, el cual se llevó a cabo en la Antigua Basílica de Guadalupe; la ponente Martha Culebro, recordó “que hoy en día hay dos mujeres que han sido un ejemplo del siglo XX para el siglo XXI: la Madre Teresa de Calcuta y Santa Faustina Kowalska”.
Al respecto de Santa Faustina , la ponente explicó que “fue una mujer que vive una vida muy intensa… nace el 25 de agosto de 1905, y fallece cuando tenía 38 años, tuvo una vida muy corta. Santa Faustina vive en un convento donde atendían a chicas, trata con personas humildes; tanto Santa Faustina como la Madre Teresa tienen un común denominador, es su esposo Jesús. La Madre curiosamente nace un 26 de agosto un día después que Santa Faustina”.
Luego añadió que “la Madre Teresa tiene una vida espiritual muy diferente a Santa Faustina; ambas son marcadas con un deseo firme que es el seguimiento a Cristo crucificado”.
Como parte de la biografía de la beata, la expositora Culebro indicó que la “Madre Teresa de Calcuta es una monja que nace en la antigua Albania en 1910, ingresa al convento de las hermanas de Loreto; se va a Irlanda y después a la India. Ahí se hace maestra a los 18 años y a los 36 tiene un retiro espiritual; ella se va a los pies de los Himalayas, en ese monte tiene una experiencia muy extraordinaria… tiene una experiencia mística. Ella tiene un encuentro personal con Cristo muriendo en la cruz”.
La conferencista leyó un fragmento de un libro, donde la beata Teresa de Calcuta describe: “Vi una gran muchedumbre de todo tipo de personas muy propias, y también había niños, todos ellos tenían sus manos alzadas hacia mi, yo estaba de pie y ellos alrededor y gritaban: ¡Ven, ven!, sálvanos, llévanos a Jesús… Puede ver gran sufrimiento y dolor en sus rostros, yo estaba arrodillada frente a Nuestro Señor que estaba frente a ellos, no vi su cara pero oí que decía: Cuida de ellos, son míos, llévaselos a Jesús, tráeles a Jesús. No temas, enséñales a rezar el rosario en familia y todo ira bien”.
La Sra. Martha prosiguió, indicando que “hay más de cinco lugares en donde Jesús le dice a Santa Faustina “tengo sed”. Santa Faustina habla una y otra vez en su diario, de todo lo que Jesús le dice, que todos debemos ser como un niño pequeño. Entre Santa Faustina y la Madre Teresa de Calcuta existe una concordancia, que es un servicio a los más pobres. Santa Faustina fue la voz de la Divina Misericordia en lo más escondido de un convento, ella lo hizo a través de su “si”, de ser ella”.
Inmediatamente compartió las palabras pronunciadas por Santa Faustina durante su encuentro con el Señor: “durante la santa misa vi al Señor clavado en la cruz y entre grandes sufrimientos, un silencioso gemido salía de su corazón. Un momento después dijo: tengo sed, tengo sed. Ayúdame hija mía a salvar las almas, une tu sufrimiento a mi pasión y ofrécelo al Padre Celestial por los pecadores”.
Al concluir su mensaje, insistió que las dos religiosas “encuentran la forma de cooperar con el trabajo de Jesús, todos debemos responder a esa sed de amor, a esa sed de almas, intentar calmar la sed de Jesús, a través de muy pequeñas obras pero con un amor enorme. Santa Faustina atendía a sus enfermos, los más pobres, con un amor impresionante, “pequeñas cosas, con grande amor”. Una de las maravillas de ambas, Santa y Beata, es que nos dan un mensaje de amor: que Jesús es maravilloso, “nadie puede saciar la sed de Jesús más que tu mismo””.
Ambas nos invitan a la conversión, a estar con Jesús, a arrepentirnos de nuestros pecados, a tener confianza (“Jesús en ti confío”), pues Él vino a traer la buena nueva y a decirnos: “se mi luz”, a invitarnos a la conversión y a implorar su misericordia, ya que la única manera de saciar la sed de Jesús es con nuestro amor.
Recuerdan a Madre Teresa a cien años de su nacimiento
Carmen Durán
El pasado 26 de agosto, cientos de fieles laicos, religiosos y religiosas de nuestra ciudad, se unieron al festejo de los cien años del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta y para ello, se llevó a cabo la Santa Misa en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe.
La eucaristía fue presidida por el padre Carlos González, Misionero de la Caridad, quien durante la homilía, agradeció a Dios por la vocación de la beata, ya que “a través de ese “sí”, a tantos de nosotros, a tantas personas, nos ha dejado esa obra”, asimismo, el sacerdote aseguró que “ella es nuestra madre, madre espiritual, madre que Dios eligió para hacernos más visible ese amor a nuestra Madre Santísima”.
Más adelante, el religioso comentó que en 1975 la beata vino a México, y que él supone que la Madre Teresa pudo haber estado en la Antigua Basílica de Guadalupe, frente a la imagen de la Virgen del Tepeyac, donde hoy en día se promueve la adoración eucarística. Luego señaló que en Albania, país natal de la religiosa, al igual que en otras partes del mundo, están “reconociendo la obra que Dios ha hecho en Madre Teresa”, la mujer que Jesús eligió “para que sea su luz”.
Al reflexionar sobre la vida de amor y caridad que llevó la misionera, el padre Carlos, añadió que “podemos decir que son sinónimos. Dios es amor, Dios es caridad… Dios es la fuente de todo el amor” y que la caridad es estar dispuestos a abrir nuestros corazones para amar. Después, el religioso recurrió al Evangelio donde se narra: “felices ustedes los pobres, los perseguidos, porque de ustedes es el reino de los cielos”, y con ello aseguró que la “Madre Teresa nos dio ejemplo de alegría… de la plenitud del gozo espiritual, de estar en unión con Jesús”.
El padre también expresó que seguramente “todos, de una u otra forma, directa o indirectamente, hemos sido tocados por Jesús, por la inspiración, por la veneración, por el testimonio de Madre Teresa”, luego compartió su alegría de ser Misionero de la Caridad, asegurando que es un privilegio el poder tocar a Jesús a través de los pobres.
Antes de concluir su mensaje, el religioso invitó a todos los pertenecientes a la orden fundada por la religiosa albanesa, a pedirle a Dios y a la beata, les ayuden a ver la imagen de Dios en los más necesitados “en los niños, en los ancianos… donde el Señor nos ponga, ahí podremos decir: Madre Teresa tú estuviste junto a Jesús, en tantos necesitados, ayúdanos a seguir siendo esa luz, ese pequeño reflejo de luz en medio de los pobres”. Por último, leyó el poema que un amigo suyo escribió en honor a la Madre Teresa de Calcuta.
Jóvenes son llamados al encuentro con Jesús
Carmen Durán
El pasado sábado 21 de agosto, como cada tercer sábado de mes, se llevó a cabo el Rosario Juvenil en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe. En ese día, Dios recibió un pequeño regalo, pues la alegría de los jóvenes se hizo presente en este recinto, en el que se realizó una breve adoración a Jesús Eucaristía, la cual estuvo acompañada de cantos y oraciones, e inmediatamente después, los fieles congregados, participaron de la Santa Misa.
Durante la eucaristía, el sacerdote celebrante recordó a los jóvenes, que los que se salvan son aquellos que siguen a Jesús, y que además, estamos invitados a elegir la puerta angosta, es decir, realizar un esfuerzo adicional, ya que es mucho más fácil seguir el camino falso, el cual, sin duda nos lleva a la perdición. Poco después, el sacerdote insistió que el camino estrecho es el que nos lleva a la luz, al Reino de Dios.
En su reflexión, el celebrante exhortó a los ahí reunidos, a aceptar el designo de Dios, y sobre todo a actuar a favor de los pobres y de la gente necesitada, dado que en ellos se manifiesta el amor verdadero. Además exhortó a alimentar la fe y el amor; y concluyó alentando a que en nuestras familias pongamos a Jesús como el centro de nuestros hogares, para que en ellos compartamos el amor de Dios, puesto que hemos nacido para amar y no para ser amados.
Las actividades del día, finalizaron con una obra titulada “Renacer”, en la que se plantearon las diversas situaciones que puede enfrentar un joven hoy en día, como es el caso de los problemas familiares y las adicciones. En dicha representación, también se compartió la solución que no muchos jóvenes toman, y que es precisamente el seguir a Jesús, quien siempre está dispuesto a brindarnos una nueva oportunidad, puesto que nos ama a pesar de nuestras fallas, ya que es el amigo que nunca nos habrá de abandonar.
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