lunes, 9 de mayo de 2011

Nuncio en México: Juan Pablo II el hombre que supo "ofrecernos un tangible ejemplo de fe y amor"

En la misa de acción de gracias por la beatificación del Papa Juan Pablo II, celebrada en la Basílica de Guadalupe el pasado domingo 1 de mayo, día de la Divina Misericordia, Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México manifestó su alegría y agradecimiento a Dios “porque habiéndonos prestado un gran Papa, ahora nos regala un nuevo beato”.

En su homilía, al recordar al Pontífice, lo describió como el “hombre que a lo largo de su vida supo ofrecernos un tangible ejemplo de fe y de amor”. Luego destacó que Karol Wojtyla vivió siempre con coherencia, actuó basado en las exigencias del Evangelio, y “vivió siguiendo fielmente a su Maestro. También, en el calvario y hasta la muerte, sin bajarse de la cruz”.



"Sí, queridas hermanas y hermanos, la grandeza “está ante todo, en que él supo ser verdaderamente cabal hombre de fe, que al encontrar a Jesucristo resucitado en su vida, supo estar con Él, aprender de Él y por ello anunciarlo con su palabra, con sus textos, entregando a Él a su Iglesia y al hombre, cada segundo de su misma vida. Sin su fe en Jesucristo, no sería comprensible su donación extrema ni sería posible entender la atracción que logró provocar con su vida y hasta con su muerte".

Más adelante, el Nuncio comentó que el nuevo beato “permanecerá para todos los cristianos y para todas las personas de buena voluntad, como referente moral, de primer orden, en ésta nueva nuestra época, y en éste nuevo mundo tan falto de todos los valores morales universales”. Por otra parte, mencionó que el amor, la fe y la confianza, lo impulsaron para llegar a diversas partes del mundo, invitando a “no tener miedo a abrir de par en par, las puertas a Cristo”.


"¡Qué dicha!, haber podido contemplar con nuestros propios ojos, a quien a partir de hoy, sea oficialmente intercesor nuestro ante Dios. Qué privilegio es para nosotros el haber podido recoger directamente, como de una fuente de agua cristalina, el testimonio de Juan Pablo II. Del hombre y sacerdote de nuestro tiempo, que logró unir en síntesis fecunda, la donación total a Cristo y a su Iglesia, y la actividad incansable, cimentada en una existencia contemplativa y profundamente religiosa".

Mons. Pierre también exhortó a escuchar y meditar el mensaje que transmitió el Papa Peregrino, y convertirlo en motor de nuestro actuar cotidiano, porque siguiendo el ejemplo de éste hombre, podremos rendirle el mejor homenaje.

Al respecto de las características más notorias del Papa Juan Pablo II, el Nuncio Apostólico explicó que ésta era su capacidad de orar, ya que lo hacía bajo cualquier circunstancia, ya fuera en el avión, realizando una excursión por la montaña e incluso mirando a la gente.


"Amó a la persona humana en toda su integridad. Quiso y supo defender su dignidad y sus derechos humanos, supo tutelar y promover el auténtico amor humano, defendiendo a capa y espada, y de frente a cualquiera, el valor y la dignidad de la familia, primera instancia transmisora de valores y de cultura para las nuevas generaciones. No podemos olvidar su amor y preocupación por la humanidad, siempre amenazada, que lo llevó a una incansable acción para evitar las guerras y restablecer la paz, para asegurar a los pueblos más pobres, una esperanza de vida y desarrollo".

Por último, Mons. Christophe Pierre señaló que el beato Juan Pablo II falleció el día en que en el calendario litúrgico se celebraba a la Divina Misericordia, y que de éste modo, Dios “quiso imprimir su sello en la vida de Juan Pablo II, un sello que nos conduce al mismo tiempo a María”, y que de ésta manera, el Señor ha querido decirnos que el Papa ha sido acogido por la Virgen María y por Dios infinitamente misericordioso, en Jesús. Pero con ello, el querido Lolek nos dejó un mensaje que quedará guardado en la memoria de los mexicanos.



"Han quedado grabadas en nuestros corazones, aquellas sus palabras, pronunciadas precisamente aquí ante Nuestra Señora de Guadalupe, palabras que hoy se vuelven actuales: “me voy, pero no me voy. Me voy, pero no me ausento, pues aunque me voy, de corazón me quedo”. Y efectivamente sabemos que desde la comunión de los santos, él está verdaderamente con nosotros, invitándonos a hacer memoria existencial de sus mensajes, sin miedos ni temores".

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