
Más adelante, el Cardenal sugirió que “nuestro problema en la vida puede consistir no en que nos extraviemos y cometamos errores sino en algo más trágico y profundo, en no tener camino. Podemos movernos mucho, hablar, agitarnos, trabajar hasta cansarnos, organizarnos, ir siempre corriendo... pero en realidad sin ir a ninguna parte”. “Qué triste es una vida sin dirección ni horizonte, una vida sin la experiencia de extraviarse y encontrarse, una vida sin la seguridad de ser guiados, sostenidos y orientados. Nos falta descubrir que Cristo es un camino que hay que recorrer, el único camino acertado para vivir intensamente, para llegar a la verdad total”, prosiguió.

“En la vida diaria y en los momentos decisivos de la vida no podemos seguir enterrando la cabeza y huyendo de las preguntas fundamentales. ¿Qué debo hacer? ¿Cuál es el camino correcto? La respuesta es posible sólo gracias al esplendor de la verdad que brilla en lo más íntimo del espíritu humano, en lo más íntimo de la conciencia. Pero la conciencia y el espíritu humano necesitan de la luz de Dios que resplandece con toda su belleza en el rostro de Jesucristo", dijo el Arzobispo Primado de México.
En su reflexión, el Cardenal Rivera Carrera alentó a “descubrir cuál es la manera más acertada, más humana y más plena de enfrentarse a una existencia que se nos presenta con frecuencia oscura y enigmática” y concluyó explicando que “Cristo: camino, verdad y vida, en este domingo, nos ha revelado el misterio trinitario, ya que él es el mediador perfecto del Padre”, quien “envía su Espíritu a sus discípulos y ellos a su vez lo comunican a sus colaboradores, los diáconos que hacen presente el amor de Dios en la comunidad”.
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