En la misa celebrada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Cardenal Norberto Rivera Carrera destacó el pasado domingo 22 de mayo, que desde la primera comunidad cristiana formada por Jesús, “necesariamente aparecen dificultades, diferencias, crisis y rompimientos”, y que por tal motivo, los apóstoles eligieron a los primeros siete diáconos, a quienes consagraron para el servicio, por medio de la imposición de las manos.
Seguidamente explicó que con ello, “la Iglesia se manifiesta desde sus orígenes como comunidad en donde se dan funciones múltiples y en donde se vive una comunión estructurada”. Por otra parte, el Prelado recordó que Cristo es "el camino, la verdad y la vida", es decir, “Él es el medio único para llegar al Padre; Jesús es la revelación del Padre”.
Más adelante, el Cardenal sugirió que “nuestro problema en la vida puede consistir no en que nos extraviemos y cometamos errores sino en algo más trágico y profundo, en no tener camino. Podemos movernos mucho, hablar, agitarnos, trabajar hasta cansarnos, organizarnos, ir siempre corriendo... pero en realidad sin ir a ninguna parte”. “Qué triste es una vida sin dirección ni horizonte, una vida sin la experiencia de extraviarse y encontrarse, una vida sin la seguridad de ser guiados, sostenidos y orientados. Nos falta descubrir que Cristo es un camino que hay que recorrer, el único camino acertado para vivir intensamente, para llegar a la verdad total”, prosiguió.
“En la vida diaria y en los momentos decisivos de la vida no podemos seguir enterrando la cabeza y huyendo de las preguntas fundamentales. ¿Qué debo hacer? ¿Cuál es el camino correcto? La respuesta es posible sólo gracias al esplendor de la verdad que brilla en lo más íntimo del espíritu humano, en lo más íntimo de la conciencia. Pero la conciencia y el espíritu humano necesitan de la luz de Dios que resplandece con toda su belleza en el rostro de Jesucristo", dijo el Arzobispo Primado de México.
En su reflexión, el Cardenal Rivera Carrera alentó a “descubrir cuál es la manera más acertada, más humana y más plena de enfrentarse a una existencia que se nos presenta con frecuencia oscura y enigmática” y concluyó explicando que “Cristo: camino, verdad y vida, en este domingo, nos ha revelado el misterio trinitario, ya que él es el mediador perfecto del Padre”, quien “envía su Espíritu a sus discípulos y ellos a su vez lo comunican a sus colaboradores, los diáconos que hacen presente el amor de Dios en la comunidad”.
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