Carmen Durán
En febrero, existe un día en que todo parece ser color de rosa, la gente se ve más feliz que nunca, el congestionamiento en las calles parece no importar, la tranquilidad y la paz invade la ciudad del eterno caos, pues en el ambiente se respira un dulce y suave aroma, un sentimiento al que muchos, suelen llamarle amor.
Por las calles, decenas de globeros pintan de colores el cielo. Por doquier encuentras rosas y peluches, el rojo se convierte en el color predominante, incluso pareciera que alrededor de la gente flotan pequeños corazones, sus ojos brillan de una manera particular, pues ese día se encuentran enamorados…
Hay quienes consideran el 14 de febrero, el día más feliz de sus vidas, sin embargo, también hay quienes detestan el denominado “Día de San Valentín” o mejor conocido en nuestro país como el “Día del Amor y la Amistad”; ya que simplemente les parece un pretexto más, que los creativos de la mercadotecnia inventan para enriquecer a sus empresas.
Efectivamente podemos ver los centros comerciales repletos de ofertas, para que “compres el mejor regalo para tu pareja y tus amistades”. No niego que el objetivo de esta fecha sea el consumo, no obstante, sugiero que también podríamos considerarlo un día para redescubrir el amor en las parejas, o para reencontrarnos con aquellos amigos a quienes hemos descuidado y olvidado.
Es uno de esos días en que podemos amar como nunca, en que debiéramos agradecer a Dios porque tenemos la bendición de compartir nuestra vida con un esposo o novio, con nuestra mejor amiga y todos aquellos que han dejado huella en nuestro corazón.
Si bien, a lo largo del año enfrentamos dificultades que van debilitando nuestra relación con aquellas personas significativas para nosotros, este día puede invitarnos a hacer un alto y comenzar a valorar que tenemos a nuestro lado a personas que nos tienden la mano para ayudarnos a levantarnos después de haber tropezado, de que existe alguien que puede regalarnos un consejo en el momento en que más lo necesitamos e incluso, nos ayuda a observar cuando estamos cometiendo errores.
La Madre Teresa de Calcuta solía decir: “Ama hasta que te duela. Si te duele, es buena señal”, lo que refleja que en el amor hay sacrificios, no todo es tan fácil como lo creemos. Lo mismo ocurre con la amistad, porque un amigo te acepta tal cual eres y sobre todo, te ayuda a ser mejor.
He escuchado decir que los amigos son ángeles que Dios ha enviado para ayudarnos en éste caminar. Si en tu vida hay alguien así, aprovéchalo y también reflexiona que tú puedes ser ese ángel en la vida de otros.
Este 14 de febrero aprovecha para agradecer a quienes han cambiado tu vida, regálate la oportunidad de amar, encuentra nuevos amigos y recupera a aquellos que habías perdido. No formes parte de la cultura consumista, ya que, no necesitas darles un costoso obsequio, lo más importante es entregarte a ti mismo, tu tiempo, tu cariño, tu comprensión, tus consejos, comparte tus sueños, tus alegrías y tus dones, eso es un regalo invaluable que perdurará por siempre en su memoria y sus corazones.
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