En la misa del pasado domingo 14 de noviembre celebrada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Cardenal Norberto Rivera Carrera recordó que el mensaje contenido en el Evangelio es un anuncio de paz, no un anuncio de tragedias reflejadas en la advertencia de guerras, terremotos, epidemias y hambre. Al respecto, destacó que “Jesús nos trae la posibilidad de superar estas tragedias mediante la fe en su nombre”.
Más adelante el Prelado exhortó a no pensar únicamente en la vida celestial, descuidando la vida terrena, ya que “no debemos ignorar las injusticias actuales para esperar sólo la justicia del juicio final. Tenemos que evitar el angelismo de esperar sólo la salvación del alma”. Seguidamente, el Cardenal comentó que en las antiguas comunidades cristianas, tras el apocalíptico anuncio del fin del mundo, hubo quienes consideraron inútil dedicarse al trabajo y que por ello, San Pablo en nombre del Señor les pide que trabajen para ganarse su alimento, al asegurar: “Vengo a saber que algunos de ustedes viven como holgazanes, sin hacer nada y además, entrometiéndose en todo. Les suplicamos a esos tales y les ordenamos, de parte del Señor Jesús, que se pongan a trabajar en paz para ganarse con sus propias manos la comida”.
“Es cierto, el trabajo es participación en la obra creadora de Dios y colaboración con la obra redentora de Cristo, pero también tiene su parte penosa, de fatiga, de cansancio, de dolor y fuente de conflictos. Hoy quisiera referirme sólo a un aspecto negativo del trabajo; precisamente a la falta de trabajo que padecemos, a la desocupación, que considero como un fantasma que nos aterroriza en cada crisis económica, y nos aterroriza porque hace imposible sacar adelante a la familia; crea dramas morales y sicológicos por el sentido de frustración y de desesperanza que origina”, prosiguió el Cardenal.
El Arzobispo Primado de México declaró también, que el hombre tiene no solo el deber, sino también derecho de trabajar y con ello aprovechó para insistir que la sociedad debe esforzarse por ayudar a los ciudadanos a tener un empleo digno, que le permita sostener a su familia, ya que por ello, existen jóvenes que al no poder estudiar ni trabajar se convierten en presas fáciles del crimen.
“Ese es el dolor, la tragedia por ejemplo de un padre, de una madre de familia, que regresan a casa con las manos vacías porque no tiene un salario, porque es día no pudieron trabajar, porque ya tienen tiempo sin poder conseguir un trabajo estable. Frente a esta tragedia debemos desarrollar más nuestro sentido de responsabilidad y de solidaridad; debemos impulsar las rectificaciones necesarias al sistema económico que estamos viviendo, para que haga posible la creación de las urgentes fuentes de trabajo; debemos mostrarnos agradecidos a los miles de trabajadores y trabajadoras que con su trabajo silencioso y constante hacen posible que México esté en pie; debemos aplaudir y premiar fiscalmente a aquellos que en medio de la crisis, en lugar de huir, en lugar de asustarse, saben invertir como verdaderos empresarios, saben realmente emprender nuevas fuentes de trabajo”, aseveró.
Por último, el Mitrado explicó que tenemos que crear conciencia de que el pago de impuestos debe ser un instrumento eficaz para la justa distribución de la riqueza que México está produciendo, ya que tristemente este dinero no se utiliza para el bien de los ciudadanos, que implica la creación de fuentes de empleo. Y al concluir, manifestó que cada domingo se presenta a Dios el pan y el vino, que es “fruto de la tierra y del trabajo del hombre”, que involucra el trabajo muchas veces escondido e ignorado de los fieles cristianos.
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