En su catequesis el Santo Padre recordó a Moisés en el Monte Sinaí, diciendo que "según la Escritura, él hablaba con Dios como quien habla a un amigo. En uno de los encuentros que la Biblia describe, Moisés sube al monte Sinaí a recibir las tablas de la ley; ayuna cuarenta días, para significar que la vida viene de Dios y que él la espera en el don de la Ley, signo de su alianza".
Después señaló que Moisés "desempeñó su función de mediador entre Dios e Israel haciéndose portador de las palabras y los mandamientos divinos para su pueblo, llevándolo a la libertad de la Tierra Prometida, (...) pero sobre todo rezando". Luego, el Vicario de Cristo agregó que en su papel de intercesor, Moisés actuó especialmente cuando el pueblo pide a Aarón que construya el becerro de oro, mientras espera al profeta que ha subido al monte Sinaí para recibir las Tablas de la Ley.
"Cansado de seguir un camino con un Dios invisible ahora que Moisés, el mediador, también se ha ido, el pueblo exige una presencia tangible, palpable, del Señor, y encuentra en el becerro de Aarón un dios accesible, manejable al alcance del ser humano. Esta es una tentación constante en el camino de la fe: eludir el misterio divino construyendo un dios comprensible que corresponda a nuestros esquemas y proyectos", dijo.
Ante la infidelidad de los israelitas, Dios pide a Moisés que le deje destruir a ese pueblo rebelde, pero éste comprende que esas palabras están encaminadas a que el profeta "intervenga y le pida que no lo haga", explicó el Pontífice, para seguidamente indicar que "el amor de los hermanos, y el amor de Dios se compenetran en la oración de intercesión y son inseparables. Moisés, el intercesor, es el hombre entre dos amores, que en la oración se superponen en un solo deseo de bien".
Con ello, el Papa insistió que Moisés apeló "a la generosidad de Dios, un Dios libre, totalmente amor, que no cesa de buscar a los que se han alejado. (...) Moisés pide a Dios que se muestre aún más fuerte que el pecado y la muerte, y con su oración da lugar a esta revelación divina".
Por último, el Sucesor de Pedro aseguró que la intercesión de Moisés "no es solo solidaridad, sino identificación con nosotros. (...) Nos da un perdón que transforma y renueva. Creo que tenemos que meditar esta realidad: Cristo está frente a Dios y reza por nosotros, se identifica con nosotros. Desde la alta cima de la Cruz no trajo nuevas leyes y tablas de piedra, sino a sí mismo como Alianza".
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