miércoles, 29 de junio de 2011

Comunicado de Prensa por beatificación de la Madre María Inés Teresa Arias

APRUEBA EL PAPA LA BEATIFICACIÓN DE UNA RELIGIOSA MEXICANA, EN EL 60° ANIVERSARIO AL SERVICIO DE LA MISIÓN Y EN EL 30° DE SU PARTIDA A LA CASA DEL PADRE

Benedicto XVI avaló un “milagro” atribuido a la Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento (en el siglo Manuelitas de Jesús Arias Espinosa), fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo y de los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal, y aprobó su elevación a los altares como beata de la Iglesia Católica.

El Pontífice firmó este lunes (27 de Junio) el decreto del reconocimiento del “milagro” durante una audiencia que concedió al Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el señor Cardenal Ángelo Amato, quien informó a la sala de prensa del Vaticano.

PERFIL BIOGRÁFICO.

Para irnos empapando de la vida y obra de la Madre Ma. Inés, a continuación presentamos algunos datos sobresalientes:

Manuelita de Jesús Arias espinosa, nace en Ixtlán del Río, Nayarit el 7 de Julio de 1904. Sus padres: el Lic. Eustaquio Arias y señora Doña María Espinosa, ambos originarios de Guadalajara, Jalisco, México. Fue la quinta de ocho hijos.

Manuelita de Jesús era una niña alegre y vivaz. Con la espontánea ingenuidad infantil pregunta a su padre que lo observa caminando mirando al cielo: “¿Papá qué tanto rezas?” “Platico con Dios hijita, nos entendemos muy bien, de corazón a corazón”.

Manuelita es una joven que a los 20 años vive plenamente las sanas aspiraciones de su época, es alegre, entusiasta y educada: “Que alegre es Manuelita” comentaban sus amigas. Participa con alegría en las fiestas familiares, paseos y diversiones propias de se edad. Pero no es eso lo que su corazón busca. “Nada de eso me llena, todo es vanidad tan superficial y vacía”, texto que mucho tiempo después, encontramos en varios de sus escritos, refiriéndose a aquella época.

En 1924 en la cuidad de Colima, sufre una apendicitis. Es Guadalajara, en casa de su prima, donde se hospeda para ser atendida por el médico, y donde lee el libro de la vida de Santa Teresita, cuya lectura despertó en ella vivo deseo de santidad.

Durante el período de la terrible persecución religiosa en México, en la fiesta de Cristo Rey, se consagra al amor misericordioso de Dios como víctima de holocausto, ofrece su vida por la salvación de México y toma la decisión de ingresar a la vida religiosa a pesar de las circunstancias.

Después de una serie de pruebas y sufrimientos, logra lo que tanto anhelaba se corazón; el 7 de junio de 1929 ingresa al monasterio de las Clarisas Sacramentarias, que, a causa de la persecución religiosa, se encontraba expatriado en Los Ángeles, California. Manuelita recibe el nombre de Sor María Inés Teresa del Santísimo Sacramento.

El 12 de diciembre de 1930, ante la imagen de la Sma. Virgen de Guadalupe, Madre Inés hace los votos Temporales en la Iglesia de Santo Toribio, en Los Ángeles, California. Es allí donde tiene una profunda experiencia espiritual con la Madre de Dios, y escucha de sus labios una promesa que marca fuertemente su vocación misionera.

El 12 de mayo de 1945, es aprobada en Roma la fundación, con sede en Cuernavaca, Morelos, México. El mismo día colocan la primera piedra de la Casa Madre. En seis años llegan a ser 92 religiosas, con dos casas, Cuernavaca y Puebla. El 31 de mayo de 1951, Madre Ma. Inés solicita a la Santa Sede la transformación de estos dos monasterios en instituto misionero de vida contemplativa y activa.

El 22 de junio de 1951, los dos monasterios, el de Cuernavaca y Puebla se transforman con aprobación pontificia en “Congregación de Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento”. Madre María Inés es nombrada primera superiora general, y lo será hasta el término de su vida.

El lema “es urgente que Él reine”, expresa el anhelo misionero de Madre Inés que lleva a la congregación a diferentes partes del mundo, allí en donde es urgente sembrar a Cristo en las almas por medio de la Palabra, del testimonio de amor, y de la acción evangelizadora.

Su celo misionero, su oración confiada y el ejercicio constante de todas las virtudes, la llevan a anunciar la Buena Nueva, no sólo en México, sino también a Japón, Indonesia, Sierra Leona, Nigeria, Costa Rica, Estados Unidos, Italia, España, Irlanda, Argentina, Rusia, Corea, India.

El carisma de la Madre Inés, se centra en la sed de almas, su familia misionera la forman: Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, Van Clar (misioneros laicos), misioneros de Cristo para la Iglesia Universal (sacerdotes), Instituto de Misioneras Inesianas (laicas consagradas), el grupo sacerdotal Amigos de Madre Inés (sacerdotes diocesanos) y Familia Eucarística (familias).

Su espíritu misionero, eucarístico, sacerdotal y mariano que vivió en sencillez y alegría en el cumplimiento de la voluntad de Dios, en la ciudad de Roma, Italia, el 22 de julio de 1981, en un acto de inmensa confianza y abandono al Amor Misericordioso, entrega su vida al Padre.

MILAGRO QUE LLEVA A LA BEATIFICACIÓN.

El milagro que fue aprobado por la Consagración para las Causas de los Santos, tuvo lugar cerca de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 17 de junio de 2001. El niño Francisco Javier Carrillo Guzmán, de un año tres meses de edad, cayó a una alberca, sufrió asfixia de casi ahogamiento y, como consecuencia, miocardiopatía hipóxico isquémica, encefalopatía hipóxica difusa y estenosis subglótica.

Durante los primeros auxilios en el lugar del accidente, el niño fue dado por muerto. Sin embargó pasada más de una hora fue llevado al hospital San Javier e internado en terapia intensiva pediátrica. La familia, desde el primer momento, encomendó la vida del niño a la intercesión de Madre María Inés.

El pronóstico médico hasta los primeros seis días (del 17 al 22) fue reservado a la evolución del niño, pues su estado se agravó aún más, con una insuficiencia orgánica múltiple: falla hepática, pulmonar, hemática y neurológica, así como alteraciones hidroeléctricas. Había muy pocas esperanzas de vida y, en caso de sobrevivir, los médicos coincidían en pronosticar secuelas neurológicas muy severas.

Una vez encontrado el niño en tal estado, su abuela Carmen, no cesó de encomendar a la intercesión de Madre María Inés la salud completa de su nieto Paquito. El 23 de junio (a siete días del accidente), en la casa de las Misioneras Clarisas en Guadalajara, se celebró la Santa Misa, para alcanzar dicho milagro. Actualmente Paquito se encuentra en perfectas condiciones de salud.

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