Al mediodía del lunes 28 de febrero, y al recibir a los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, el Papa Benedicto XVI aseguró que "los nuevos lenguajes que se desarrollan en la comunicación digital, determinan entre otras cosas, una capacidad más intuitiva y emocional que analítica, orientan hacia una organización lógica distinta del pensamiento y de la relación con la realidad, a menudo privilegian la imagen y los enlaces hipertextuales".
"Los riesgos que existen son evidentes para todos: la pérdida de la interioridad, la superficialidad en el modo de vivir las relaciones, la fuga en la emotividad, el dominio de la opinión más atractiva respecto al deseo de verdad", manifestó para luego agregar que "son la consecuencia de una incapacidad de vivir plena y auténticamente el sentido de las innovaciones. Por eso, la reflexión sobre los lenguajes desarrollados por las nuevas tecnologías es urgente".
Más adelante, el Pontífice consideró que ante los desafíos que plantea la "cultura digital", "no se trata sólo de expresar el mensaje del Evangelio en el lenguaje de hoy, sino que debemos tener la valentía de pensar de una manera más profunda”, además destacó que es necesario "comprender, interpretar y hablar el 'nuevo lenguaje' de los medios de comunicación en el ministerio pastoral, dialogando con el mundo contemporáneo, preguntándose: ¿'Qué desafíos plantea a la fe y a la teología el llamado 'pensamiento digital'? ¿Qué preguntas y exigencias?".
"Si los nuevos lenguajes tienen un impacto en el modo de pensar y de vivir, esto tiene que ver, en cualquier modo, también con el mundo de la fe, su inteligencia y su expresión”. "La cultura digital plantea nuevos retos a nuestra capacidad de hablar y de escuchar un lenguaje simbólico que hable de la trascendencia". "Hoy estamos llamados a descubrir, también en la cultura digital, los símbolos y las metáforas significativas para las personas que puedan ser útiles al hablar del Reino de Dios al hombre contemporáneo".
Por último, explicó que "la contribución de los creyentes ayudará al mundo de los medios de comunicación, abriendo horizontes de sentido y de valor que la cultura digital no es capaz de ver y de representar por sí sola".
Después, el Vicario de Cristo recordó al P. Matteo Ricci, "protagonista del anuncio del Evangelio en China en la era moderna, del cual hemos celebrado el IV centenario de su muerte. En su obra de difusión del mensaje de Cristo siempre consideró a la persona, su contexto cultural y filosófico, sus valores, su lenguaje, tomando todo lo positivo que encontraba en su tradición y ofreciendo animarlo y elevarlo con la sabiduría y la verdad de Cristo".
Obispo haitiano: "No existe la reconstrucción sin el anuncio de la Palabra de Dios"
El pasado 28 de febrero, al visitar la sede de la organización internacional católica Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS), el Obispo de Jacmel (Haití), Mons. Launay Saturné, declaró que "aunque todo haya desaparecido, Dios nos ha dejado la vida, y con ésta la obligación de trabajar en aras de un mundo más humano y reconciliado, y de un futuro mejor", esto tras recordar la tragedia acontecida en Haití debido al terremoto que azotó dicho país el 12 de enero de 2010, dejando más de 200 mil personas fallecidas e innumerables daños.
La intención de la visita de Mons. Launay fue pedir financiamiento para la reconstrucción de la Catedral de su diócesis, la segunda más afectada por el sismo (siguiendo a la de la arquidiócesis de Puerto Príncipe), asegurando que una diócesis no puede funcionar sin catedral ya que este templo es un "lugar simbólico" y un "lugar de unidad", luego explicó que por ahora, los fieles siguen yendo a Misa, la cual es celebrada en una tienda de campaña acondicionada para el culto, y agregó que "no existe la reconstrucción sin misión, sin evangelización, sin oración y sin el anuncio de la Palabra de Dios".
El Obispo de 47 años de edad, que encabeza la diócesis desde mayo de 2010, señaló que "el hecho de haber sobrevivido el terremoto me demuestra que Dios aún me necesita y que tengo una misión. Como pastor de mi diócesis le digo a la gente que lo ha perdido todo: aunque todo haya desaparecido, Dios nos ha dejado la vida, y con ésta la obligación de trabajar en aras de un mundo más humano y reconciliado, y de un futuro mejor".
Por otra parte, destacó la unidad y solidaridad que se vive ahora entre los haitianos. Más tarde, agradeció la solidaridad de quienes han colaborado con los habitantes de esta nación y por último, compartió su esperanza de que "la atención dirigida a la Iglesia haitiana no se extinga, para que esta catástrofe mortal ofrezca a Haití la oportunidad de renacer y de comenzar de nuevo".
El terremoto del 2010 acrecentó la pobreza y las condiciones precarias en las que vive buena parte de la población de Haití, además, por las malas condiciones, actualmente afrontan una epidemia de cólera, que ha causado la muerte de otros miles. La Diócesis de Jacmel está en el sureste de Haití y abarca un territorio de 2 700 kilómetros cuadrados. Cuenta con casi 530 000 habitantes, de los cuales son católicos un 65 por ciento.
Postulador: para Karol Wojtyla "la primera tarea del Papa hacia la Iglesia y el mundo es rezar"
En una conferencia titulada "El secreto y la esencia de la santidad de Juan Pablo II" realizada el pasado viernes 25 de febrero en Roma, el postulador de la causa del Papa Juan Pablo II, el sacerdote polaco Slawomir Oder, destacó que la fuente de la coherencia, energía, entusiasmo y otras cualidades del próximo beato, fueron siempre la oración y su especial relación a través de ella con Dios.
El pasado 28 de febrero, al visitar la sede de la organización internacional católica Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS), el Obispo de Jacmel (Haití), Mons. Launay Saturné, declaró que "aunque todo haya desaparecido, Dios nos ha dejado la vida, y con ésta la obligación de trabajar en aras de un mundo más humano y reconciliado, y de un futuro mejor", esto tras recordar la tragedia acontecida en Haití debido al terremoto que azotó dicho país el 12 de enero de 2010, dejando más de 200 mil personas fallecidas e innumerables daños.
La intención de la visita de Mons. Launay fue pedir financiamiento para la reconstrucción de la Catedral de su diócesis, la segunda más afectada por el sismo (siguiendo a la de la arquidiócesis de Puerto Príncipe), asegurando que una diócesis no puede funcionar sin catedral ya que este templo es un "lugar simbólico" y un "lugar de unidad", luego explicó que por ahora, los fieles siguen yendo a Misa, la cual es celebrada en una tienda de campaña acondicionada para el culto, y agregó que "no existe la reconstrucción sin misión, sin evangelización, sin oración y sin el anuncio de la Palabra de Dios".
El Obispo de 47 años de edad, que encabeza la diócesis desde mayo de 2010, señaló que "el hecho de haber sobrevivido el terremoto me demuestra que Dios aún me necesita y que tengo una misión. Como pastor de mi diócesis le digo a la gente que lo ha perdido todo: aunque todo haya desaparecido, Dios nos ha dejado la vida, y con ésta la obligación de trabajar en aras de un mundo más humano y reconciliado, y de un futuro mejor".
Por otra parte, destacó la unidad y solidaridad que se vive ahora entre los haitianos. Más tarde, agradeció la solidaridad de quienes han colaborado con los habitantes de esta nación y por último, compartió su esperanza de que "la atención dirigida a la Iglesia haitiana no se extinga, para que esta catástrofe mortal ofrezca a Haití la oportunidad de renacer y de comenzar de nuevo".
El terremoto del 2010 acrecentó la pobreza y las condiciones precarias en las que vive buena parte de la población de Haití, además, por las malas condiciones, actualmente afrontan una epidemia de cólera, que ha causado la muerte de otros miles. La Diócesis de Jacmel está en el sureste de Haití y abarca un territorio de 2 700 kilómetros cuadrados. Cuenta con casi 530 000 habitantes, de los cuales son católicos un 65 por ciento.
Postulador: para Karol Wojtyla "la primera tarea del Papa hacia la Iglesia y el mundo es rezar"
En una conferencia titulada "El secreto y la esencia de la santidad de Juan Pablo II" realizada el pasado viernes 25 de febrero en Roma, el postulador de la causa del Papa Juan Pablo II, el sacerdote polaco Slawomir Oder, destacó que la fuente de la coherencia, energía, entusiasmo y otras cualidades del próximo beato, fueron siempre la oración y su especial relación a través de ella con Dios.
El sacerdote también comentó que "no existía un Wojtyla público y otro privado”, sino que el Santo Padre siempre fue el hombre que conocimos durante “sus más de 26 años de pontificado". Por ello, el P. Oder afirmó estar convencido de que realizar el proceso para la beatificación ha sido algo efectivamente útil porque ha permitido "restituir la intensidad y vigor a aspectos ya conocidos de la vivencia humana de Karol Wojtyla, junto a los episodios inéditos ofrecidos para el compartir común".
"Su simpatía, el fervor de la oración, la espontaneidad al encontrarlo, la capacidad de establecer relaciones, no eran simples atributos de una imagen mediática, sino constituían la real esencia de su persona", insistió. Seguidamente, el postulador resaltó como "fuente de su coherencia, energía, entusiasmo, profundidad" la relación del Papa con la oración, su continuo "encuentro con Dios, su ser enamorado de Cristo y sentirse amado por Él", pues considera que el Papa peregrino tenía en la oración "el aire que respiraba, el agua que tomaba, el alimento que lo nutría", tanto así que "se mantuvo siempre fiel, hasta la hora de su agonía".
Por último, insistió que en el proceso que se ha seguido para esta beatificación, logró confirmar que para Karol Wojtyla "la primera tarea del Papa hacia la Iglesia y el mundo es rezar".
"Su simpatía, el fervor de la oración, la espontaneidad al encontrarlo, la capacidad de establecer relaciones, no eran simples atributos de una imagen mediática, sino constituían la real esencia de su persona", insistió. Seguidamente, el postulador resaltó como "fuente de su coherencia, energía, entusiasmo, profundidad" la relación del Papa con la oración, su continuo "encuentro con Dios, su ser enamorado de Cristo y sentirse amado por Él", pues considera que el Papa peregrino tenía en la oración "el aire que respiraba, el agua que tomaba, el alimento que lo nutría", tanto así que "se mantuvo siempre fiel, hasta la hora de su agonía".
Por último, insistió que en el proceso que se ha seguido para esta beatificación, logró confirmar que para Karol Wojtyla "la primera tarea del Papa hacia la Iglesia y el mundo es rezar".
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