martes, 13 de marzo de 2012

Reliquia del Monte Calvario llega para recordar el sacrificio de Cristo


El pasado 11 de marzo durante la eucaristía del mediodía, en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe el capellán de dicho recinto, Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz en compañía de los fieles, recibieron una reliquia traída del Monte Calvario, ubicado en las afueras de Jerusalén, donde el Hijo de Dios fue crucificado por la salvación de la humanidad.

En su homilía, Mons. Pedro Agustín recordó los mandamientos que Dios entregó a Moisés e indicó que para poder cumplirlos hay que conocerlos y profundizar en ellos, para así descubrir “la grandeza de la enseñanza que hay en ellos y el beneficio que nos trae”, luego aseguró que de esta manera se hará más fácil su cumplimiento, puesto que si no los conocemos ni los practicamos, “difícilmente podemos decir que somos el pueblo de Dios”.

Seguidamente comentó que en su visita a México, el Papa Benedicto XVI “viene para renovar y reforzarnos en la fe, viene para invitarnos a que conociendo la fe la compartamos con todos los hombres y mujeres”, exhortándonos a participar activamente en la misión de la Iglesia. Junto con ello, destacó que los fundamentos de nuestra fe se encuentran en el Catecismo de la Iglesia Católica, en donde podemos descubrir cuatro pilares: “aquello que nosotros creemos, el Credo; aquello que nosotros vivimos, los mandamientos; aquello que nosotros celebramos, los Sacramentos; aquello que nosotros oramos, el Padre Nuestro, por ejemplo”.

“La fe no es para vivirla solos, sino para vivirla en comunidad, y cuando nos reunimos los domingos en la misa, no lo hacemos por obligación o devoción, sino como un acto de amor, como un acto de correspondencia al amor que Dios nos tiene. Y entonces, los domingos nos reunimos para escuchar su palabra y para alimentarnos del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, para entrar en comunión con Él, para reconciliarnos con nosotros mismos, para entrar en comunión con aquellos que nos rodean”, señaló Mons. Rivera Díaz.

Por otra parte, el sacerdote destacó que “Los mandamientos son parte esencial de nuestra fe, de nuestra manera de ser católicos, por lo mismo, los mandamientos no pueden quedarse en una parte secundaria de nuestra fe. Son mandatos de Dios y un mandamiento se cumple. En la medida en que nosotros nos esforzamos en conocer, en amar y hacer vida los mandamientos, seremos felices, seremos mejores cristianos, seremos mejores hijos de Dios”.

Al final de su reflexión, el Capellán del Templo Expiatorio insistió: “Nosotros creemos en Cristo crucificado y sabemos que mientras la maldad del hombre, en la ignominia de crucificar a un inocente, piensa que el mal que ha vencido; la pasión, la muerte de Jesucristo, asumida por Él, es precisamente la salvación de la humanidad entera, porque Cristo resucita”. Y al ser Jesucristo, el Salvador del mundo, reconocemos lo significativo que es el que “estemos recibiendo una reliquia traída del Monte Calvario, es tan importante que le podamos decir al Señor: quiero unirme a tu cruz, de tal manera que yo también participe en la misión redentora de toda la Iglesia, unido a ti, Señor Jesús”.

Al concluir la Misa, los fieles pudieron acercarse a besar la reliquia, una pequeña piedra traída del lugar donde fue colocada la cruz en la que el Hijo de Dios se ofreció al Padre, por los pecados de la humanidad.

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