La tarde de este 25 de marzo, previo a la reunión del Papa con los Obispos de México y Latinoamérica en la Basílica-Catedral de León, el Vicario de Cristo se encontró con seis sacerdotes retirados, a quienes saludó frente al Colegio Miraflores, destacando uno de ellos por ser invidente. Luego estrechó las manos con un grupo de religiosas y minutos después, se dirigió con los fieles que se concentraron en las afueras del lugar, a quienes también saludó y bendijo. Uno de los momentos más emotivos ocurrió cuando una madre presentó a su hijo al Santo Padre, dejando ver su inmensa alegría a través de las lágrimas que corrieron por sus ojos.
El
Sucesor de Pedro llegó a la Catedral alrededor de las seis de la tarde, donde
una vez más fue recibido por los fieles y tras el saludo de Mons. Carlos Aguiar
Retes, Presidente del CELAM a nombre de los Obispos, les manifestó su ilusión
de encontrarse con los “Pastores de la Iglesia de Cristo que peregrina en
México y en los diversos países de este gran continente, como una ocasión para
mirar juntos a Cristo que les ha encomendado la hermosa tarea de anunciar el evangelio
en estos pueblos de recia raigambre católica” y exhortó que ante los problemas
y dificultades de diversa índole, reconozcan que “el mal no tiene la última
palabra de la historia, y que Dios es capaz de abrir nuevos espacios a una
esperanza que no defrauda”.
Por
otra parte, el Papa Benedicto XVI recordó a los Obispos y Cardenales, que “no
están solos en los contratiempos, como tampoco lo están en los logros
evangelizadores. Todos estamos unidos en los padecimientos y en la consolación”
y destacó que cada uno de ellos ocupa un lugar en sus oraciones, en el corazón
de aquél que “les anima también en la misión de hacer que nuestro Señor
Jesucristo sea cada vez más conocido, amado y seguido en estas tierras, sin
dejarse amedrentar por las dificultades”.
Al
recordar el Año de la fe al que ha convocado a la Iglesia, el Pontífice dijo
que las iniciativas que se realicen “deben estar encaminadas a conducir a los
hombres hacia Cristo, cuya gracia les permitirá dejar las cadenas del pecado
que los esclaviza y avanzar hacia la libertad auténtica y responsable… les
exhorto a seguir abriendo los tesoros del Evangelio, a fin de que se conviertan
en potencia de esperanza, libertad y salvación para todos los hombres”.
Por
último, reconoció que “es de capital relevancia cuidar con gran esmero de los
seminaristas” para lo cual es de suma importancia la cercanía con los
presbíteros “a los que nunca debe faltar la comprensión y el aliento de su
Obispo y, si fuera necesario, también su paterna admonición sobre actitudes
improcedentes”.
“Igualmente
cabe decir de las diversa formas de vida consagrada, cuyos carismas han de ser
valorados con gratitud y acompañados con responsabilidad y respeto al don
recibido. Y una atención cada vez más especial se debe a los laicos más comprometidos
en la catequesis, la animación litúrgica, la acción caritativa y el compromiso
social” quienes deben ser formados en la fe para “hacer presente y fecundo el
evangelio en la sociedad de hoy. Y no es justo que se sientan tratados como
quienes apenas cuentan en la Iglesia, no obstante la ilusión que ponen en
trabajar en ella según su propia vocación, y el gran sacrificio que a veces les
supone ésta dedicación”, concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario