La noche del domingo 25 de marzo, Su Santidad Benedicto XVI
salió del Colegio Miraflores para agradecer el afecto y las atenciones que la
Arquidiócesis de León y los fieles de todo México, tuvieron con él, ya que
después de su visita a la Catedral de León y su traslado hacia el lugar donde
se hospedó, miles de fieles se reunieron para cantarle una serenata al Vicario
de Cristo, en la que entonaron “Cielito lindo”, “México lindo y querido” y “El
rey”, entre otras.
Cando la puerta del Colegio se abrió, no cesaban los grito
eufóricos y con esfuerzo sobrehumano cantaron aún más alto. Entonces apareció
el Papa Benedicto XVI acompañado por el Nuncio Apostólico en México, Mons.
Christophe Pierre. Una joven del conjunto de mariachis, se acercó al Pontífice
para obsequiarle un sombrero de charro el cual se colocó como muestra de
hermandad con el pueblo mexicano y minutos después, en lengua italiana dirigió unas
palabras a los fieles, mismas que fueron traducidas por el Nuncio Apostólico:
“Me gustaría haberme quedado más pero debo continuar mi peregrinar apostólico
hacia la República de Cuba”.
Ante el clamor de que se quedara un poco más en nuestro país,
concluyó con una frase que resonará por mucho tiempo en el corazón de aquellos
que lo recibieron: "ahora que he tenido oportunidad de estar entre ustedes,
me he dado cuenta porqué el Papa Juan Pablo II se sintió mexicano", y
después de sonreír y saludar a quienes también le veían a través de los medios
de comunicación, indicó que daría su Bendición Apostólica. Los presentes
guardaron silencio mientras el Santo Padre trazaba en el aire la señal de la
cruz, al tiempo en que todos ahí inclinaban la cabeza, lo que provocó
nuevamente una explosión de alegría que derivó en cantos, porras y bailes.
Al finalizar este momento, el nuevo Papa Mexicano volvió al
interior del Colegio para poder descansar, ya que al día siguiente por la
mañana partiría hacia la Isla de Cuba como parte de su viaje pastoral.
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