Durante
la eucaristía del pasado domingo 4 de marzo, el Cardenal Norberto Rivera
recordó que el primer domingo de marzo “desde hace varios años, se ha dedicado
en la República Mexicana a reflexionar sobre la familia”.
Seguidamente
reconoció que “también la Iglesia, como parte de la sociedad humana, se suma a
esta celebración” y citando al Beato Juan Pablo II y su Carta a las familias,
mencionó que “la familia es el camino de la Iglesia”, porque para la Iglesia
Católica “reflexionar sobre la familia no es simplemente tener en cuenta un
elemento de tipo teórico. Es tener en cuenta a la realidad primaria en la que
el ser humano encuentra su vocación personal y comunitaria en su camino hacia
Dios”.
El
Prelado agregó que las lecturas de ese domingo “exponen la necesidad de
proponer la familia como un camino de vida, frente a un camino de muerte”, y
ejemplificó esto con el pasaje que describe el momento en que Dios pidió a
Abraham que sacrificara a su unigénito Isaac, sin embargo, la lectura concluye
indicando que la voluntad de Dios es la vida y no la muerte, de manera que el
Señor hace una alianza con Abraham y la humanidad, en la que “expresa el amor a
la vida y a la familia, a través de la descendencia que se convierte en
bendición”.
El
Arzobispo de México destacó que la familia como cuna de la vida humana, está
llamada a respetar la vida “desde el momento de la concepción hasta la muerte
natural. No debemos hacer de la familia un lugar de muerte, ni de muerte
física, ni de muerte ética, ni de muerte espiritual”. Y al reconocer que en la
sociedad hay signos de muerte, el Cardenal pidió a las familias enfrentar la
cultura de la muerte, que como consecuencia provoca el aumento de divorcios y
la práctica del aborto, porque “con la muerte de la familia, se va de la mano a
la muerte del ser humano. Cuanto menos sólida esté la familia, más desprotegida
queda la vida del ser humano”.
En
su homilía, el Arzobispo manifestó que “La familia tiene que ir sembrando en su
entorno una cultura de la vida, cada familia tiene que ser una promesa de vida,
de vida humana, de vida familiar, de vida social”. Luego recordó que a finales
de mayo de este año el encuentro mundial de familias con el Papa se llevará a
cabo en Milán, Italia, cuya reflexión versa sobre la consideración de tres
realidades que se encuentran profundamente unidas: la familia, el trabajo y la
fiesta, elementos presentes en el mensaje del Papa Benedicto XVI quien señala:
“es preciso promover una reflexión y un compromiso encaminados a conciliar las
exigencias y los tiempos del trabajo con los de la familia y a recuperar el
verdadero sentido de la fiesta, especialmente del domingo, pascua semanal, día
del Señor y día del hombre, día de la familia, de la comunidad y de la
solidaridad”.
“Hemos
de luchar para evitar que una difundida mentalidad sacrifique a la familia
sobre el altar del egoísmo, del consumismo, del individualismo. Porque una
sociedad que destruye a sus familias es una sociedad condenada a destruirse a
sí misma”, expresó el Cardenal proponiendo como solución el volver a la cultura
del amor, de la generosidad y de la solidaridad.
“Escuchemos
a Cristo, él nos libera de la cultura de la muerte, Él nos regala la cultura de
la vida, que Él proteja a nuestras familias y las ayude a enfrentar con
esperanza los retos y a vivir con gozo todas las bendiciones que cada día los
mexicanos encontramos en nuestros hogares”, concluyó.
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