viernes, 27 de agosto de 2010

Historia de la semana

LOS DOS HERMANOS

No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en sus propias granjas, tuvieron un fuerte pleito, el cual había iniciado con un pequeño malentendido y había crecido hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos. La discusión terminó en una explosión de malas palabras, y la sentencia de que jamás se perdonarían. Éste era el primer conflicto serio que tenían desde hace 40 años en que habían cultivado juntos sus cosechas, hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando consejos y bienes.

Una mañana, mientras Luis, el mayor de ellos, hacía sus deberes, alguien llamó a su puerta. En cuanto abrió, se encontró a un hombre que en sus manos cargaba varias herramientas de carpintería, y le dijo:
"Buen día Señor, estoy buscando trabajo por unos días. Quizá usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".

Luis se quedó meditando en silencio y casi de inmediato, mientras sacudía la cabeza diciendo que sí, le explicó:
"Tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros y el tomó su maquinaria y desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca, una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."

El carpintero le miró fijamente y contestó:
"Creo que comprendo la situación. Muéstreme donde están los clavos y la pala para hacer los hoyos de los postes y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho."
Luis sonrió y dejando todo lo que tenía que hacer, fue a indicarle al carpintero, dónde estaba la madera, e incluso le ayudó a reunir los materiales necesarios.

Durante el día, el carpintero trabajó arduamente, midiendo, cortando y clavando. Cerca del ocaso, el carpintero por fin había terminado su trabajo.
Cuando el granjero fue a revisar el trabajo, quedó asombrado y sumamente molesto, pues el carpintero no había hecho lo que se le pidió, y apenas pudiendo balbucear algunas palabras, exclamó:
“¿Qué es esto?, ¡te pedí una cerca y en su lugar construiste un puente!, ¿qué pretendes, que atraviese el arroyo y visite a mi hermano?”

En ese momento, el hermano menor miró por la ventana y al ver el bello puente que unía las granjas que habían sido separadas por el arroyo, corrió hacia donde estaba su hermano, y sin que aquél lo esperara, lo abrazó. Después de secarse las lágrimas, le dijo:
"¡Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho!".

Después de mirarse fijamente y abrazarse una vez más, comenzaron a platicar y a pedirse disculpas. Precisamente estaban reconciliándose, cuando Juan, el hermano mayor, se dio cuenta de que el carpintero estaba guardando sus herramientas e inmediatamente corrió a agradecerle y a pedirle que se quedara:
"¡Espera!, por favor quédate unos días más. Tengo otros trabajos que quiero que realices, te pagaré bien. Realmente estoy muy agradecido.”

Pero el carpintero no contestó y continuó empacando sus cosas y después de terminar de guardar sus herramientas, le miró, sus ojos transmitían una profunda alegría. Después le dijo:
"Me gustaría quedarme, pero aún tengo muchos puentes por construir".

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