Nuevo testimonio de mujer que se convierte en defensora de la vida
El pasado 12 de septiembre se dio a conocer un nuevo testimonio de conversión, su nombre: Ramona Treviño. Esta mujer, luego de trabajar con abortistas, sufrió una conversión radical y ahora se dedica a defender el don de la vida, considerando que como católica, debe invitar a “glorificar a Dios, glorificar las cosas maravillosas que todos ustedes están haciendo y seguiremos haciendo".
Su mensaje lo compartió durante una velada de oración realizada frente a las instalaciones donde antes trabajaba, en Texas. Ese día la mujer, quien había intentado conciliar su fe católica con su trabajo, aseguró que su conversión coincidió con la beatificación del Papa Juan Pablo II, e indicó que "Hay gente como yo en todo el mundo esperando un milagro".
Según ella misma relató, hace varios años recibió formación para poder contraer matrimonio, sin embargo, no comprendía del todo, los problemas relacionados con la sexualidad y la vida humana, los cuales se hicieron presentes en su trabajo, donde informaba a otras mujeres sobre clínicas abortistas.
Ramona Treviño admite que se sentía incómoda en su lugar de trabajo, recordando que el momento más difícil fue cuando por primera vez dio referencias a una mujer que quería abortar. También relata que intentó callar la voz de su conciencia, rezando por aquellas mujeres: "Constantemente traté de alimentar mis mentiras. Con el tiempo me di cuenta que no estaba tratando de salvar sus vidas, ya no podría negármelo a mí misma".
El punto decisivo fue cuando, en diciembre del 2010, escuchó en una radioemisora católica, las experiencias post-aborto de varias mujeres que habían terminado con las vidas de sus hijos en clínicas que ella conocía. Luego conoció el caso de Abby Johnson, convertida ahora en líder pro-vida.
Durante la Cuaresma, al rezar el Rosario, sin mayor explicación, comprendió que no podía seguir trabajando ahí, así lo señaló: "Fue el Domingo de la Misericordia, el día en que beatificaron al Papa Juan Pablo II, dije que dejaría de trabajar. Cuando recordé que era Domingo de la Divina Misericordia... no pude contener mis lágrimas. En ese momento me sentí que Dios me llamaba".
Arzobispo en el Perú asegura que actualmente se ha perdido la conciencia de pecado
El Arzobispo de Piura (norte del Perú), Mons. José Antonio Eguren Anselmi, alentó el pasado 11 de septiembre, a que las familias sean siempre cenáculo de amor y santuario de la vida, especialmente ante los ataques que sufre actualmente.
Durante su homilía dominical, dedicada al Día Nacional de la Familia (en aquél país), pidió a los fieles rezar por esta institución para que sea "defendida y respetada como verdaderos cenáculos de amor y santuarios de la vida". Luego aseguró que "Si queremos darle un rostro verdaderamente humano a nuestro futuro no podemos ignorar el don precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer en un consorcio de amor para toda la vida".
El también presidente de la Comisión de Vida y Familia de la Conferencia Episcopal Peruana, respecto al Evangelio en el que Jesús pide a sus discípulos perdonar hasta 70 veces siete, explicó que esto significa que el Señor pide a los fieles perdonar siempre, a ejemplo de Dios que siempre perdona al hombre cuando está arrepentido.
"Dios en un acto de profundo amor misericordioso canceló el pecado original, saldó todos los pecados de la humanidad de ayer, de hoy y de mañana, enviando a su único Hijo, Jesucristo, quien se encarnó en el seno virginal de Santa María y murió en la Cruz por amor a nosotros, para nuestra salvación", agregó el Arzobispo.
"El gran problema de hoy es que hemos perdido la conciencia del pecado y de la esclavitud que ello significa para nuestra vida. Nuestros pecados se han pagado con la muerte de Cristo en la Cruz, con la entrega de su Cuerpo y derramando hasta la última gota de su Sangre para alcanzarnos la perfecta reconciliación", insistió.
Por último, Mons. Eguren exhortó a tener en cuenta "la infinita misericordia de Dios con nosotros, movamos nuestros corazones al perdón entre nosotros. Si Dios ha pagado la deuda de nuestros pecados, ¿acaso entre nosotros no debiera haber más entrañas de amor, más entrañas de misericordia? Dios espera que aquél a quien Él ha perdonado todos sus pecados sea capaz de perdonar al prójimo que le pide perdón".
No hay comentarios:
Publicar un comentario