miércoles, 29 de febrero de 2012

El Papa en el Cubilete


Nemesio Rodríguez Lois

La presencia de Su Santidad Benedicto XVI al pié de la Montaña Sagrada de Cristo Rey (Cerro del Cubilete en Silao) no es una simple coincidencia sino que contiene un profundo mensaje que a todos debe hacernos meditar.

La imponente escultura erigida en honor a Cristo Rey –la más alta del mundo después de la del Corcovado en Brasil- es un reconocimiento a la Realeza Social de Cristo o sea el hecho de que Cristo es el monarca absoluto ante el cual se inclina toda la creación.

Apoyándonos en la Encíclica “Quas Primas”que  publicara Pío XI en l925, afirmamos que Cristo es Rey por un doble motivo:

*Porque, al estar unido con Dios Padre, creador del universo, todo lo creado le pertenece.
*Porque, gracias a su Pasión y Muerte, nos redimió del pecado  ganándonos para  Su Reino.

Ahora bien, afirmar que Cristo es Rey debe ir más allá del simple grito emotivo con el que los mártires de la Cristiada ofrendaban sus  vidas.

Afirmar que Cristo es Rey implica que, como todo monarca que se precie de serlo, debe ser obedecido y la manera práctica de obedecerlo es cumpliendo los Mandamientos de Dios, de la Iglesia y, por supuesto, las disposiciones dadas por el Papa y obispos en comunión con Roma.

En el momento en que hagamos esto, se podrá afirmar como en la práctica –y no solamente en lo emotivo- Cristo reina realmente en la sociedad.

De este modo se verá como Cristo reina en las familias cuando padres, hijos y esposos cumplen con sus deberes; como Cristo reina en el mundo laboral cuando se da un clima de justicia entre patrones y obreros; como Cristo reina en el mundo económico cuando productores, empresarios, intermediarios y consumidores cumplen sus compromisos de manera justa y razonable; como Cristo reina en los medios artísticos cuando escritores y actores procuran divertir sin que Dios sea ofendido; como Cristo reina en la política cuando los gobernantes se consideran simples delegados de la autoridad divina…y así sucesivamente.

Es así, en la práctica y no en la simple teoría emotiva como que logra que Cristo imponga su santa ley sobre la sociedad. Ni duda cabe que la sociedad que cumple los mandatos del divino rey es la que mayores posibilidades tiene de alcanzar la felicidad aquí en la tierra.

Pues bien, Benedicto XVI, representante de Cristo Rey aquí en la tierra, estará muy pronto al pié del grandioso monumento que proclama la Realeza Social de Cristo.

Estemos muy atentos al mensaje que el representante del Rey de reyes habrá de darnos en tan memorable ocasión pues lo que allí se proclame será de gran beneficio tanto para México como para el resto de los pueblos hispánicos.

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