En la catequesis de la audiencia general del miércoles 7 de diciembre, continuando el ciclo de la oración de Jesús, el Papa Benedicto XVI se refirió al llamado "Himno de Júbilo del Mesías", la plegaria de Jesús transmitida por los evangelistas Mateo y Lucas que constituye "el ápice de un camino de oración en que emerge claramente la profunda e íntima comunión de Jesús con la vida del Padre, en el Espíritu Santo, y su filiación divina".
Al principio del himno, Jesús se dirige a Dios llamándolo Padre, un término que expresa "la conciencia y la certeza de Jesús de ser ‘el Hijo’ en íntima y constante comunión con Él. Este es el punto central y la fuente de toda oración de Jesús".
El Vicario de Cristo también explicó que los destinatarios del mensaje de Dios “son los ‘pequeños’”, quienes a través de la pureza de corazón reconocen el rostro de Dios en Jesucristo, porque la pureza “Es tener el corazón tan simple como el de los niños, sin la presunción de quien se cierra en sí mismo pensando que no necesitamos a nadie, ni siquiera a Dios".
Más tarde, el Pontífice señaló que en el Evangelio de Mateo, después del Himno de Júbilo, aparece uno de los llamados más conmovedores de Jesús: "’Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré’. Jesús pide ir a Él, que es la verdadera sabiduría, a Aquél que es ‘manso y humilde de corazón"; propone ‘su yugo’ el camino de la sabiduría del Evangelio, que no es una doctrina que aprender o una propuesta ética, sino una Persona a seguir: Él mismo, el Hijo Unigénito en perfecta comunión con el Padre".
Luego exhortó a los fieles a dirigirse a Dios "con confianza de hijos y llamarlo Padre cuando rezamos. Pero tenemos que tener el corazón de los pequeños, de los ‘pobres de espíritu’ para reconocer que no somos autosuficientes, que necesitamos a Dios, que tenemos que encontrarlo, escucharlo, hablarle". "La oración nos abre a recibir el don de Dios, su sabiduría, que es Jesús mismo, para hacer la voluntad del Padre en nuestras vidas y encontrar consuelo en las fatigas de nuestro camino", afirmó.
Por último, el Santo Padre indicó que cada católico está llamado a ser como María y el Señor Jesús, que le dijeron "sí" al plan de Dios, a su voluntad. "Si nos hacemos pequeños, entrando en la lógica divina, podremos pronunciar con Jesús nuestro ‘sí’ a ese plan de Dios, como hizo María en la Anunciación".
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