viernes, 4 de mayo de 2012

Cardenal Rivera Carrera recuerda que Cristo llama a consagrados a colaborar con Él en el pastoreo de sus ovejas


En la misa del pasado 29 de abril, celebrada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Cardenal Norberto Rivera recordó en su homilía del IV Domingo de Pascua la figura de Jesucristo el Buen Pastor, que en el Evangelio de San Juan manifiesta la conciencia que el Hijo de Dios tenía “de su ser y su misión”, pues vino a dar su vida para conducirnos al Padre.

“Él es el Buen Pastor, porque da la vida por sus ovejas;  la dio en la cruz y la sigue dando en la Eucaristía hasta tal punto que cada uno de nosotros puede decir con San Pablo, “Cristo me amó y se entregó por mí”.  Él es el Buen Pastor, porque conoce a sus ovejas; la relación que establece con nosotros no es impersonal, nos llama por nuestro nombre”, indicó el Cardenal, para luego destacar que como característica de Buen Pastor, Jesús “se preocupa por las ovejas que no son de su rebaño;  para Él todos los hombres y mujeres son sus ovejas, estén o no en su rebaño”.

El Arzobispo Primado de México aseguró que “Jesús es nuestro guía, nuestro líder, nuestro Buen Pastor” porque “no se contentó con pronunciar bonitos discursos, con proclamar una bella doctrina”, sino que dirige “con su ejemplo de entrega, hasta morir, fiel a su máxima” de servir antes que ser servido. Con ello argumentó que el “verdadero liderazgo cristiano consiste en ponerse al servicio de los demás, viviendo y desviviéndose y dando la vida”.

Por otra parte, el Cardenal Rivera Carrera subrayó cómo los mártires mexicanos dieron su vida, y tras mencionar que en la película “La Cristiada” se muestra cómo hay quienes cada día y gota a gota se desgastan para que otros tengan vida, señaló que “El conocimiento de Cristo no es teórico, sino cordial, existencial”. “Ojalá que los que decimos pertenecer a su rebaño lo conozcamos y lo amemos cada vez más y mejor, escuchando sus palabras que están en los Evangelios, conversando con Él en la intimidad de la oración frecuente, aceptando su amor misericordioso convertido en perdón al confesar nuestros pecados, recibiéndolo continuamente en el banquete eucarístico, reconociendo su rostro en los más pobres y abandonados”, exhortó.

Para finalizar su mensaje, el Arzobispo indicó que “Cristo Jesús necesita quien le ayude a cumplir este pastoreo y esta preocupación por las ovejas que no están en su rebaño”, por lo que, en su deseo de llegar a los más alejados y ser luz para quienes viven en tinieblas, requiere de la mediación humana. “El pastoreo de Cristo se realiza sacramentalmente por todos aquellos que habiendo escuchado la voz del Maestro consagran su vida en el servicio sacerdotal, hoy celebramos la Jornada Mundial de las Vocaciones a la Vida Sacerdotal”, pues “Aceptar la vocación sacerdotal es aceptar el llamado para hacer presente al Buen Pastor.  Es aceptar dar la vida para que los demás la tengan en abundancia y no esperar ser servidos sino servir a todos y no sólo a los que están en el rebaño. Es proclamar la Buena Nueva a sabiendas que la palabra pronunciada nos llama a la conversión.  Es ofrecer el sacrificio de Cristo sabiendo que nos pide ofrecer la propia vida.  Es mostrar el amor de Dios no dando algo solamente sino dándose a sí mismo”, concluyó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario