jueves, 17 de mayo de 2012

Arzobispo de México explica que la descomposición social se debe a que nos hemos alejado de Dios



En la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el pasado domingo 13 de mayo el Cardenal Norberto Rivera reflexionó acerca del amor de Dios, asegurando que el primero en amar es precisamente Dios, quien nos ama aunque no tengamos mérito de ello. De esta manera se hace comprensible el que nos enviara a su Hijo Único, como “victima de expiación por nuestros pecados”, para que pudiéramos creer y tener vida.

El Prelado recordó a la beata Teresa de Calcuta, quien solía señalar que “a este mundo hemos venido a dos cosas: a amar y a ser amados, nadie en su vida puede estar completo si falta alguno de estos dos elementos”. Junto con ello, explicó que ser amados nos “abre a la aventura de amar a los demás”, lo cual es necesario en la vida de creyentes y no creyentes.

Por otra parte, el Arzobispo Primado de México destacó que no se puede dudar del amor del Padre, sin embargo reconoció que sí puede ponerse en tela de juicio el amor humano, sobre todo cuando no está fundamentado en Dios, porque cuando sabemos y sentimos que Dios nos ama, brotará de nosotros la necesidad de amar, lo cual habrá de traducirse en obras concretas, aunque al mismo tiempo reconoció que nos cuesta mucho trabajo amar al prójimo, ya que implica perdonar y hacer el bien a los que nos han ofendido.

Seguidamente, el Cardenal invitó a cumplir el máximo mandamiento que Jesús nos enseñó: “Que se amen los unos a los otros como yo los he amado”, aceptando que bajo la consideración de que el cristiano es aquel que ama como el Señor, tristemente observaremos que los mexicanos no hemos sabido ser cristianos.
"Qué lejos estamos los mexicanos de ser cristianos, cuando lo que prevalece en nosotros es el egoísmo, la maldad, la mentira, la violencia, la corrupción; cuando no se respeta la vida, empezando por la vida más indefensa que está en el vientre de la madre, y continuando por la vida de los inocentes que a diario mueren en nuestra patria sin que la crueldad de estos crímenes nos indigne y conmueva".

El Arzobispo indicó también, que nuestra salvación y la de nuestra patria la encontraremos en Cristo, porque con Él iremos transformando poco a poco cada entorno familiar y social.
"Toda descomposición social que se apodera de nuestra patria, es porque nos hemos alejado de Dios, nos hemos alejado del amor de Dios. Porque nos negamos a permanecer en el amor de Jesús, porque vivimos en el egoísmo y queremos acapararlo todo, porque vivimos en la violencia y queremos desquitarnos de todo; porque queremos constituirnos nosotros en nuestros propios dioses. Nosotros si seguimos por ese camino evidentemente, si nos alejamos de Dios y nos dejamos invadir por el odio y no por el amor, iremos tras la mentira, tras la corrupción, iremos tras la insatisfacción y por supuesto iremos tras la violencia".

Por último, el Cardenal Rivera felicitó a todos los que se dedican a la enseñanza, ya que “sin educación no puede haber transformación verdadera, no puede haber crecimiento. Sin educación cerramos muchas puertas de oportunidad para nosotros y para todos los mexicanos”. Así exhortó a apoyar los proyectos educativos y a orar por todos los que realizan ésta labor, en la que debemos participar todos, para juntos lograr que México sea un buen país para vivir.

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