Catorce países
reunidos para celebrar beatificación de Madre Ma. Inés
·
A casi 31 años de su fallecimiento, religiosa
fue beatificada en su país natal.
La mañana del pasado 21 de abril, en la I. N.
Basílica de Guadalupe, miles de fieles provenientes de Japón, Estados Unidos,
Costa Rica, Indonesia, Sierra Leona, Italia, España, Irlanda, Nigeria, Corea,
India, Rusia, Argentina y de diferentes estados de nuestro país, se reunieron
para celebrar la beatificación de la Madre María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento, misionera mexicana fundadora de la Congregación de las Misioneras
Clarisas del Santísimo Sacramento y los Misioneros de Cristo para la Iglesia
Universal.
A las once de la mañana, tras un breve
momento preparatorio, se dio inicio a la eucaristía, la cual fue presidida por
el Cardenal Ángelo Amato, Prefecto para la Congregación de las Causas de los
Santos, en la que concelebraron varios obispos de México y el extranjero,
destacando los obispos de África, Japón, Indonesia y Estados Unidos.
La Hermana Silvia Burnes, Postuladora de la
Causa de Beatificación de la Madre María Inés y Mons. Alfonso Cortés, Obispo de
Cuernavaca, solicitaron al Cardenal Amato que inscribiera a la religiosa nacida
en Ixtlán del Río en el número de beatos y luego de leer la vida de esta mujer
misionera que en el 2009 fue nombrada venerable, a nombre del Papa Benedicto
XVI, el Cardenal Ángelo Amato elevó a los altares a la Madre María Inés Teresa
del Santísimo Sacramento, cuya memoria litúrgica será el 22 de junio.
Durante su homilía el Cardenal Ángelo Amato
manifestó que “Es especialmente emocionante para mí celebrar la Eucaristía en
este lugar bendito, donde, en el lejano 1531, la Santa Virgen de Guadalupe ha
dejado sus huellas de paraíso”. Seguidamente recordó que “La misión especial de
María ha sido la de conducir a los bautizados a Cristo Rey, haciendo florecer
mártires y santos, que han sido testigos heroicos del Evangelio de la vida, de
la verdad, de la justicia y de la paz. La Madre María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento es uno de estos testigos heroicos” al haberse entregado
completamente “al servicio del reino de Cristo”. “Fue la dulce Morenita la que
transformó una monja de clausura en apóstola (sic.) y misionera del Evangelio.
Fue el amor mariano guadalupano el que infundió en su corazón el ansia de
llevar a toda la humanidad a Cristo Eucaristía y su Corazón misericordioso”.
Más tarde explicó que “la beatificación de
hoy es otro don que el Santo Padre Benedicto XVI, hace a la Iglesia y a todo el
pueblo mexicano”, la cual es también “un reconocimiento de la Iglesia a una
mujer, que ha encarnado ejemplarmente las mejores cualidades humanas y
espirituales de su pueblo, dignificándolo con la heroicidad de sus virtudes y
difundiendo el perfume de la santidad, hecha de fe profunda, de esperanza
firme, de caridad inmensa”.
Por último, destacó que la nueva beata fue
“una misionera infatigable” que durante su vida recorrió el mundo en sus 44
viajes, en los que realizó más de 90 visitas a varios países, para acompañar a
sus hijas espirituales que “marchaban a tierras lejanas y desconocidas. Con una
fuerza extraordinaria ella misma hacía fatigosos viajes en tren, barco y avión
para poder socorrer a las propias hermanas misioneras”.
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