Al
mediodía del pasado 8 de enero, durante la celebración de la Epifanía del
Señor, el Cardenal Norberto Rivera Carrera explicó en su homilía, que la
palabra Epifanía en griego significa manifestación, revelación o aparición.
Con
ello indicó que después de la Navidad, el Señor se manifiesta a todos los
pueblos, quienes son representados por los personajes que ahora denominamos
como Reyes Magos, los hombres venidos de oriente, que dejando sus palacios se
pusieron en camino para buscar a un niño. Guiados por una estrella, llegan al
lugar donde ha nacido el Hijo de Dios, “y postrándose, lo adoran, a pesar de
que es muy distinto a como se lo habían imaginado, pues no está en un palacio,
ni tiene insignias reales, sino está en los brazos de María su madre”.
“Cristo
sigue presente en medio de nosotros, pero es necesario buscarlo, esa búsqueda
es todo un camino que no podemos recorrer solos, una búsqueda no exenta de
dificultades, una búsqueda en donde habrá sorpresas, una búsqueda que debe
culminar en un encuentro personal con Cristo, reconociéndolo como nuestro único
salvador, adorándolo como nuestro Dios”, exhortó el Arzobispo de México.
En
su reflexión, también señaló que la fe en Cristo “es un regalo, un don” de Dios
que debe transmitirse a los demás, por que es más que “la aceptación de unas
verdades”, es tener una visión del mundo, que incluye todos los ámbitos de la
vida humana, iluminados por el Evangelio de Jesucristo.
"La fe es algo vital, algo que invade todo nuestro ser, desde el
entendimiento, hasta la práctica, pasando por la voluntad y el corazón. Es ver,
sentir, querer y hacer las cosas al estilo de Cristo, como Cristo nos ha
enseñado en su Evangelio. Y esto es algo
maravilloso. La fe no es algo
estático. La fe es como una semilla que
se desarrolla constantemente, desde su siembra en nosotros por el bautismo,
hasta dar frutos de buenas obras, para que los demás, viendo nuestras buenas
obras, glorifiquen al Padre que está en los cielos. La fe es algo dinámico, una experiencia de
crecimiento continuo en el conocimiento y en la realización de los planes de
Dios sobre nosotros".
El
Prelado recordó que la fe nos lleva a la oración y a la plegaria continúa, ya
que nos ayudará a crear un ambiente para dialogar con Dios, al tiempo en que
reiteró que además de escuchar a Dios y adorarle, la fe debe traducirse en
obras que iluminen las tinieblas, porque
“una fe sin obras es una fe muerta que de nada sirve”. Para concluir su
mensaje, el Cardenal Rivera comentó el verdadero significado del día de reyes:
"La fiesta de los Reyes que hoy celebramos nos recuerda no sólo los
regalos que estos personajes misteriosos le llevaron a Cristo, o los regalos
que nosotros podemos hacer a los que son imágenes y presencia de Cristo, sino
que nos recuerda el gran regalo que hemos recibido en la fe que Dios nos dio
desde el día de nuestro bautismo. Nos recuerda la vocación de que todos somos
llamados a la salvación, nadie está excluido de esa salvación que Cristo viene
a traernos. Nos recuerda que la fe es toda una aventura, toda una búsqueda, la
fe es un encuentro no con una doctrina ni con una moral, es un encuentro con
una persona, con Cristo Jesús. La fe es auténtica sólo si termina en un
encuentro personal con Cristo".
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